miércoles, 30 de julio de 2014

“Elefante blanco” de Pablo Trapero.


El cine de Trapero es bueno. Puede gustar más o menos. Interesar mucho o poco. Caer bien o caer mal. Pero la realización es indiscutible. “Elefante blanco” no es la excepción. Como tampoco lo es “Carancho” o “Leonera”.
En esta oportunidad, como en la anterior, la historio es dura. Cruda. Desgarradora. Se cuenta del trabajo en las villas de un grupo de curas, Ricardo Darín,  Jérémie Reñiré y una asistente social Martina Gusman. Los tres están muy bien en los distintos papeles, aunque por momentos sentimos que ya vimos lo que estamos viendo.
La forma en que es contada la historio esta muy bien, como así también la ambientación. Otro punto destacado es el trabajo que hace el director (en todos sus films) con los actores no profesionales. El peligro que corre siempre Trapero al usar este tipo de actores, es que una mala actuación nos saque del relato y que comencemos a ver la historia como una simple narración externa. Tal vez en “Leonera” pasaba esto con más frecuencia. En el caso de “Elefante blanco” todas las actuaciones “no profesionales” son impecables, logrando de esta manera un fluir continuo y parejo de lo que se está contando.
Al conocer, de antemano, el cine de Trapero ya tenemos varios datos previos que sabemos que no van a cambiar. Quiero decir: la película no sorprende y si vimos los finales fuertes que tienen “Leonera” y “Carancho” especulamos que este no va a ser muy distinto (y acertamos en la especulación) Por esta razón es que al salir del cine mastiqué una sensación de “capítulo” o “final de trilogía” en lugar de “la nueva película de trapero”.
Lo que sí, siempre entusiasma, o a mi me entusiasma, es ese tipo de historia marginal que “muestra” y no “condena”. No hay en film juicios de valor, simplemente se muestran temáticas fuertes y profundas como el de los narcos dentro de la villa, los vecinos que nada tienen que ver con ese narcotráfico, la iglesia dentro y fuera de la villa, el trabajo social, la corrupción y la burocracia de la política. Dentro de este concepto los tres protagonistas tratarán, en pose un poco romántica para mi gusto, de revertir esas condiciones de existencia a la vez que luchan con sus propios problemas personales (obvio!!!)

Volviendo al comienzo. “Elefante blanco” puede gustar más o menos, pero da gusto ver una realización nacional de esta calidad con escenas bien logradas y una puesta más que interesante. A ver “cine argentino”!!!

Por Matías Comicciolli. 

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