viernes, 24 de octubre de 2014

“Viajes por el Scriptorium” de Paul Auster.

Después de leer algunas otras novelas del autor, puedo decir que este es un libro diferente, distinto. No estoy en condiciones de decir que sea mejor o peor que los demás, pero su esencia difiere de lo hasta aca leído.

En un comienzo no me pareció un texto atractivo. De hecho, en varias oportunidades estuve a punto de abandonarlo. Las primeras páginas se ven sobrecargadas de descripciones minuciosas que no llevan a ningún lado, excepto a la mera representación de detalles.

Antes que nada advierto que el esfuerzo de continuar con la lectura vale la pena. El informe que se nos hace sobre los movimientos de un viejo encerrado en una habitación, nos termina llenando de curiosidad. ¿Quién es este hombre a quien llamamos Mr. Blanck? ¿Por qué está encerrado? Y sobre todo ¿Por qué “lo vemos”? Se destacan, como siempre, todos esos personajes que orbitan en torno al protagonista. En este caso, son todos aquellos que por una razón u otra van entrando en su vida y van sembrando pistas en cuanto a su pasado y su destino.

Otra vez se destaca la genialidad de Auster para mantener a un lector fiel al relato, usando sólo como recurso las 24hs de un anciano encerrado dentro de un cuarto con un escritorio, una máquina de escribir y algunas fotos. Simplemente con ese marco de situación, el autor nos lleva por casi 200 páginas de una historia  cargada de condimentos (amor, desengaño, traición, espionaje, intriga, etc) En definitiva, lo que siempre encontramos en sus relatos y en sus personajes.

Al terminar el libro no nos queda más que reflexionar sobre lo que hemos leído. El escritor hace partícipe, de cierta manera, al un lector que, atento a lo que va sucediendo, se ve también dentro de la historia. Esa complicidad a la que se llega, es la que pone la cuota indicada para que “Viajes por el Scriptorium” sea una novela excepcional.


Aca va la recomendación: el texto se puede disfrutar y entender perfectamente se haya, o no, leído a Paul Auster. Pero creo que se gana muchísimo si se tiene conocimiento de las demás historias y personajes de este genial autor.

Por Matías Comicciolli. 

jueves, 23 de octubre de 2014

“Vino para robar” de Ariel Winograd.

Muchas veces buscamos películas para pasar un buen rato. Nada de andar pensando mucho, analizando detalles y sentimientos escondidos. Nos sentamos simple y llanamente a divertirnos. Viendo el trailer nos podemos hacer la idea de pasar un buen momento, pero inmediatamente caemos en la cuenta que este es cine nacional y que el género en cuestión puede resultar paupérrimo dentro de este marco.

Por suerte este no es el caso, y el tiempo que dura la película es disfrutable y divertido de principio a fin. Buena imagen, buena realización, buen argumento y buenas actuaciones. Sólo se necesita eso para que un policial de enredos, mezclado con comedia romántica y mucho de parodia, den un excelente resultado al espectador.

Daniel Hendler es Sebastián un ladrón de piezas de arte que se ve seducido y engañado por Natalia, otra profesional del gremio a cargo de Valeria Bertuccelli. Una cosa va llevando a la otra y debido a una serie de casualidades y giros de la vida, terminan trabajando juntos con la finalidad de robar una botella de vino cuyo valor trasciende lo económico. Completan el elenco  Martín Piroyansky como el inseparable compañero del protagonista, Pablo Rago en el papel del investigador, Juan Leyrado que es el malo en cuestión y Estaban Balbi como el padre de la chica.

Todos ellos, tanto en conjunto como individualmente, mantienen a nivel la película que no decae en ningún momento. Las locaciones mendocinas también ponen su cuota al resaltar bodegas y viñedos que contextualizan perfectamente con la historia. El montaje, el vestuario y algún que otro efecto dan el toque necesario para cerrar con un muy buen trabajo en conjunto.

Sin dudas la mención especial se la lleva el guión, el cual empieza como algo simple y censillo pero que con el correr de los minutos se va tiñendo y enroscando hasta que finalmente alcanza la incoherencia y el absurdo pero sin caer en lo obvio, en lo rápido o en lo tonto. La química entre la pareja protagonista da sentido a cada escena que con humor, guiños y mucho talento, nos hacen disfrutar de los variados matices de la historia.

Winograd nos había dado un buen preámbulo de su capacidad con “Mi primera boda” (2011) pero con “Vino para robar” arriesga un poco más y redobla la apuesta con una comedia que sin cintura podría haber sido un fiasco.

Quien se siente a verla la va a disfrutar, se va a reír sea, o no, amante de este tipo de películas y creo que ese es el mayor logro del film de Winograd. La película esta bien hecha, con un trabajo en conjunto que la logra, la redondea y la hace cerrar perfectamente dentro de un género al que no estamos muy acostumbrados por estas latitudes.


Por Matías Comicciolli.

miércoles, 22 de octubre de 2014

“Unthinkable” de Gregor Jordan.

Si me cuentan una sinopsis básica sobre esta película, seguramente diría: “no gracias”. Posiblemente los amantes de los films de acción se sentarían gustosos frente a sus televisores y esperarían, en vano, esos momentos vertiginosos, cargados de persecuciones, tiros, explosiones y peleas interminables a puño limpio.

La cosa va de un tipo que hace llegar un video a las autoridades de los EE.UU. donde amenaza con hacer explotar tres (3!) bombas nucleares en diferentes ciudades del país. Los del FBI y la CIA van, lo capturan y buscan el método (recuerden esta palabra) eficaz para que el tipo dé la locación de los explosivos.

Hasta aca es un thriller de acción clásico y altamente desechable. Pero, qué pasa? El director australiano Gregor Jordan prepara una puesta casi minimalista. Toma tres actores: Samuel L. Jackson, Carrie-Anne Moss (La hermosa Trinity de “Matrix”) y Michael Sheen (El lobito de “Underworld”) Los mete a todos en una misma locación y deja de lado todo lo que nosotros teníamos en mente. La película se centra, justamente, en los métodos, en la moral, en la ética de las situaciones límites.

Es imposible no ponerse en los lugares de cualquiera de estos tres personajes, cada uno con un rol, con una posición diferente en cuanto al contexto que viven y que, por otro lado, se desarrolla casi en tiempo real. Las justificaciones que argumentan son implícitamente controversiales, el concepto de “lo correcto” pasa de mano en mano como una papa caliente y la pregunta que recae irremediablemente es ¿qué haría yo en ese lugar? La significación de “bien” ¿es absoluta o relativa? En juego se ponen, de manera imparcial, los métodos que son utilizados con el fin de llevar adelante una situación extrema y una contrariedad ético/moral.


La película de Jordan es muy recomendable. Visualmente es buena, pero toma especial relevancia si se tienen en cuanta las actuaciones (excelente la de los tres), el guión (impecable) y el obligado debate que se genera una vez vista.

Por Matías Comicciolli.

lunes, 20 de octubre de 2014

“Tideland” de Terry Guilliam.

Qué decir…? Casi eufórico me puse a ver “Tideland” simplemente porque es de Guilliam y porque en su sinopsis había un roquero drogadicto con una pequeña hija. Motivo más que suficiente para atraer mi atención.

La película no decepciona, pero tampoco deslumbra. Es más que conocida la estética y la forma de este director, que vuelve a poner su firma inconfundible dentro del mundo de la pequeña Jeliza-Rose, quien al morir su madre de una sobredosis se muda con su padre, reockero venido a menos y también adicto a las drogas, a una vieja casa de campo. En ese nuevo ambiente es donde la imaginación de la niña detona en una versión “tenebrosa” de “Alicia en país de las maravillas” (no hacían falta tantos guiños para que nos diéramos cuenta!!!)

Para conjurar el marco, el padre también muere en otro “viaje de vacaciones”, dejando a la pequeña en ese mundo surrealista.

En la soledad de la nueva casa Jeliza-Rose sólo puede hablar con las cabezas de sus muñecas, hasta que conoce a sus vecinos, una pareja de hermanos donde el menor, retrasado mental, recorre la amplitud de los campos con un traje submarino y su hermana mayor presenta fuertes síntomas sicóticos y esquizofrénicos.

De esta forma Guilliam representa el poder de la imaginación infantil, casi sin límites y quizás bordeando el peligro y la locura.

El tema es que por momentos la película es tan “alucinatoria” que nos inunda de referencias, alegorías y representaciones haciéndonos perder un poco el eje y aburriendo bastante.
Igualmente no deja de ser recomendable e interesante de ver y discutir.


Por Matías Comicciolli.   

viernes, 17 de octubre de 2014

“The Place Beyond The Pines” de Derek Cianfrance

Claro que si veo que en la tapa de la película está Ryan Goslyn, no lo pienso ni un segundo y corro a verla. En este caso su cara se complementaba con la de Eva Mendes y Bradley Cooper. Chiquito a un costado se anuncia la participación de Ray Liotta, otra buena noticia. Y para colmo la dirección está a cargo de Derek Cianfrance, el mismo de “Blue Valentine”. Listo!!! Una bomba, no puede fallar.

Bien, no falla. Pero muchas veces la suma de las partes no alcanza a conformar un todo completo, atractivo y convincente. Los nombres forman un reparto excepcional y el buen gusto que nos dejó en la boca su anterior obra, le otorga mucho crédito a Cianfrance, que no entiendo bien por qué en “The Place Beyond The Pines” algo se le escapa. No llega a cerrar, se diluye o pretende algo que termina no reflejando.

La película tiene claramente tres capítulos que funcionan como diferentes secciones temporales. No voy a comentar como son encarados cada uno de ellos, ya que se perdería algo que sí está bien logrado y es la intriga y las preguntas sin contestar que nos van llevando, atrapando de una escena a la siguiente. De lo que hablo es de varias historias fuertes y con un alto grado emotivo, en donde las relaciones, y sobre todo las de padre e hijo, son el motor de la narración.

El nivel de Goslyn es otra vez destacable y maravilloso. Es ese tipo de actor que nos habla sin decir y sobre todo en películas de esta clase. Su papel se podría comparar con el de “Driver”, pero en este caso en lugar de auto maneja moto. Mendes (indiscutiblemente hermosa, desde y particularmente, la primera escena donde aparece) tiene un papel sobrio pero logrado, al igual que Bradley Cooper que si bien tiene más protagonismo no aporta nada destacable.  Ray Liotta en un papel menor, alcanza un alto nivel de aprovechamiento que sólo su experiencia y una buena dirección pueden alcanzar.

El film de Cianfrance es como que va de mayor a menor, con un excelente comienzo que incluye robos, violencia y persecuciones increíbles. Pero luego siento que se va desinflando y se pone pretenciosa en cuanto emociones y sentimientos. Por momentos también me pareció que se tomaron giros demasiado abruptos, a pesar que la película es de por si muy larga.


“The Place Beyond The Pines” o “Cruce de caminos”, según el título en castellano, está bien. Tal vez sus nombres me hicieron cargar de expectativas que luego no alcancé cubrir. Pero no por eso se debe dejar de ver.

Por Matías Comicciolli.

miércoles, 15 de octubre de 2014

“The perks of being a wallflower" de Stephen Chbosky.

Me resulta muy difícil hacer una breve síntesis para recomendar la película. Ya desde el título en castellano la cosa se pone compleja: quién miraría “Las ventajas de ser invisible”. Pienso en el momento en que me enfrente a algunos amigos y les diga: “es una película de adolescentes estadounidenses que van a la preparatoria y son como los excluidos del grupo y los que sufren las cargadas y los malos tratos del resto. Hay un huraño, un gay, una linda incomprendida, una punk y otra que ama los vampiros”. Inmediatamente mis amigos, o algunos de ellos, la tacharían de su lista (y dejarían de tenerme como referencia en cuanto recomendaciones)

Lo dicho no es mentira. En el film de Chbosky aparece todo lo que menciono, pero en sí no se trata de ese tipo de historias que ya vimos hasta el hartazgo. No es una comedia romántica adolescente a pesar que enunciada de esa manera sí lo parezca. Dejemos de lado por un momento los prejuicios y crean en estas líneas.

La historia está basada en la novela homónima del mismo tipo que la dirige. Y Cuenta la historia de Charlie (Logan Lerman) un joven que está por entrar a la secundaria y que debido a su forma de ser poco sociable sólo espera un sin fin de sufrimientos y penurias. Por lo menos esto pensaba hasta conocer a los hermanastros Patrick (Ezra Millar. El niño psicópata de‘We Need To Talk About Kevin’) y Sam con la siempre hermosa Emma Watson. Este grupo, con algún que otro integrante más, serán los marginados, los excluidos pero que igual logran divertirse organizando sus fiestas, sus shows, leyendo o escuchando bandas de rock alternativo.      

Estoy seguro que el film emociona en general, pero toca, en particular, algunas fibras sensibles si tu adolescencia transcurrió durante la década del 90, periodo en el que sucede la historia. Es imposible no crear empatía y sentirse identificado con ese joven que para expresar su silenciado amor graba directamente de la radio un casete con temas que le gustan a ella; o cuando discuten sobre la música de The Smiths, Nick Drake o escuchan en el pasacasete del auto “Heroes” de David Bowie. (Más que excelente escena. Para verla una y mil veces).

Todo esto junto a un relato muy bien contado (hay reflexiones de Charlie que pegan bastante duro) y a destacables actuaciones en general, hacen que los tópicos del genero se desvanezcan y logren una joyita muy disfrutable.


Por Matías Comicciolli.    

martes, 14 de octubre de 2014

“The Laramie Project” de Moisés Kaufman

Muchas veces es a suerte y verdad. De esta manera suelo despedir de un disparo el disco del DVD, o pulsar frenéticamente la tecla “Esc” para terminar de una vez lo que refleja la pantalla. Otras muchas, por suerte, logro dar en la tecla. Este es el caso de “The Laramie Project”.

No quiero caer en la denominación de “Falso Documental” (porque odio ese tipo de etiquetas como el de “No Ficción”), pero piensen en que la historia se desarrolla a partir de sucesivas entrevistas. El espectador va conociendo lo que pasó en el pequeño pueblo de Laramie, Wyoming (EE.UU) durante 1998, cundo un joven universitario fue brutalmente asesinado debido a su condición sexual. Podría hablar de lo que el film refleja y del mensaje ideológico que pretende reflejar en cuanto a la idiosincrasia e intolerancia racista de los estados unidos, pero eso está más que obvio y bien contado en la peli.  Me interesa más el cómo.

El director venezolano Moisés Kaufman no escatima en reflejar la violencia con que el joven Matthew Shepard fue apaleado y abandonado en un alambrado durante 18hs, por dos homófobos del pueblo. El tema es que en ningún momento se ve una sola imagen de golpes o sangre. Es a través de las entrevistas a los pobladores que se van armando las escenas mentales de lo que realmente pasó esa noche de 1998. Los acontecimientos continúan sucediendo basándose en más de 200 entrevistas, donde además se cuenta la  muerte en el hospital y el posterior juicio a sus asesinos. La película tiene un reparto de puta madre, tan amplio que voy a nombrar a los más reconocidos:  Laura Linney, Peter Fonda, Clea DuVall, Steve Buscemi, Christina Ricci, Janeane Garofalo y Joshua Jackson.

Aclaro que no es divertida, ni mucho menos para pasar el rato. “The Laramie Projet” es de esas películas que a uno lo incomoda, lo hacen mover del sillón y le hace notar la existencia de ese enano facho que todos llevamos.

También nos deja grabadas en la mente muchas imágenes que no vemos, pero que escuchamos a través de los actores que interpretan a los habitantes de Laramie. No pude dejar de pensar y ponerme en la piel del padre de  Matthew Shepard cuando explica como “el único lugar donde no tenia sangre era por donde sus lágrimas habían corrido”. Tremendo…


Por Matías Comicciolli.

viernes, 10 de octubre de 2014

“Starlet” de Sean Baker.

Esta es una de esas películas que considero hallazgos valiosos. No porque me haya metido a bucear entre lo más desconocido del cine independiente, sino porque para llegar a ella hay que nutrirse de ciertos medios que no son de los más convencionales. Además de eso hay que tener el arrojo o la disposición para sentarse a verla.

Se trata de una hermosísima (sin exagerar) joven, Jane, que además de dulce y carismática es actriz porno. Ella sin querer encuentra una importante suma de dinero dentro de un termo que le compró a una solitaria anciana, Sadie, quien funciona como la otra protagonista. Este dato es simplemente una excusa para desarrollar el vínculo que se crea entre estos dos personajes, a la vista tan disímiles e incompatibles.

Jane es interpretada por Dree Hemingway (nieta del escritor según leí) quien desarrolla un personaje y una actuación excelente, mientras que la octogenaria Sadie, está a cargo de la debutante Besedka Jonson. Sí, debuta con su primer papel en cine y no sólo lo hace bien sino que también se destaca más que satisfactoriamente con su trabajo. También merece una mención aparte el pequeño perro de Jane, quien además es el encargado de ponerle nombre a la película.

Con esta situación y estos personajes Baker nos muestra dos mundos que no tendrían que juntarse nunca, pero que la misma soledad se encargará de acercarlos. Creo que ese es el sentimiento que se subraya a lo largo del film. Estas dos mujeres con su aislamiento, sus preocupaciones y sus entornos no dejan de luchar contra una soledad que muchas veces no es necesariamente la falta de compañía.

Como toda buena película independiente el director se vale de mucha cámara en mano, pocos diálogos y música ocasional. Otras de las herramientas que es utilizada de manera formidable son el tono y la coloración con que se enmarca toda la película. La claridad del sol que ilumina las vidas de Jane y Sadie, otorga una calidez y una suavidad que choca de lleno con la realidad de cada una.

“Starlet” de Sean Baker es una película tierna, dulce y conmovedora, sin dejar de ser cruda, realista e impactante como bien da muestra la escena de sexo (casi) explícito que tienen Dree Hemingway con un actor porno. Tal vez innecesaria, tal vez no, discutible o chocante, pero sin dudas muy recordable… quizás como la película en sí misma.


Por Matías Comicciolli.   

jueves, 9 de octubre de 2014

“Sputnik, mi amor.” De Haruki Murakami.

“las personas son unos solitarios pedazos de metal en la negrura del espacio infinito que de repente se encuentran, se cruzan y se separan para siempre”.

Me escribió para contarme que había leído “Sputnik, mi amor”, y la curiosidad no me permitió esperar un segundo más. Corrí por él y en un poco menos de dos días lo terminé. Creanme; es mucho más intrigante que corto.

Después de leer el primer párrafo uno no se puede darse el lujo de abandonar semejante historia. Esas primeras palabras funcionan como un gran interrogante al cual debemos dar respuesta con el párrafo que sigue, y el que sigue, y el que sigue…

La novela de Murakami va de triángulo amoroso. Pero no de esos donde abunda la traición y el desengaño (a pesar de que los hay) sino de esos no correspondidos. Él (narrador) está perdidamente enamorado de ella, y ella con el tiempo descubre el amor en otra “ella”, y él decide resignarse pero nunca olvidarla.

De ahí se desprende un poco el extraño nombre satelital del libro. Los personajes se orbitan unos a otros. Se vinculan, se tratan, se conocen y se aman. Pero al mismo tiempo se desvinculan, se separan y se olvidan; haciendo de la historia un sentido homenaje a la soledad.

Esta abstracción se detalla de forma perfecta, mientras se pasea entre escenas íntimas, cotidianas, oníricas, fantásticas y ficticias. A partir de ellas es que uno logra emocionarse y querer a cada uno de estos personajes. Estoy seguro que quien lea el libro no podrá dejar de amar a Sumire; hasta que ella por su cuenta desaparezca de nuestras vidas “como el humo”.

Como siempre la música no es un detalle menor con el cual se puede dar un marco aún más completo (y complejo) a cada uno de los contextos que se describen. La lista  enumera desde Brahms y Mozart hasta temas populares de fines de los 60´s. Es un buen ejercicio marcar los pasajes donde se menciona alguna obra, (por lo menos es algo que yo hago) para después buscarlo y escucharlo (ventajas que nos da la Internet)

Al finalizar la historia no se pude evitar sentir un poco de tristeza y melancolía, más que nada por esa idea de separación y de soledad que recorre toda la novela y sobre todo por esas sutiles relaciones de amistad (¿?) que de ante mano están predestinadas a no continuar por más que uno las alargue y se esfuerce en que no caigan en un callejón sin salida.

Como corresponde agradecí la recomendación por escrito, con la única condición que no sea la última.

Por Matías Comicciolli.


martes, 7 de octubre de 2014

“Spider” de David Cronemberg.

Lo primero que se me ocurre es no recomendarla para un sábado a la noche. Mucho menos si lo que se quiere pasar es un buen rato. Tenemos una de esas películas difícil, de las que requieren de un esfuerzo permanente por parte del espectados. Desde la primera escena en la estación de tren, hasta la última, con la lluvia golpeando los cristales del auto, uno tiene/debe analizar, contextualizar, descifrar y armar cada una de las piezas del rompecabezas que Cronemberg nos pone delante de los ojos.

Esta es la historia de Spider, un hombre que sale de un psiquiátrico para alojarse en un hospicio donde el trato que le otorgan no es mucho mejor que el que recibía. Claro que la mochila que lleva sobre su espalda no le permitirá alcanzar una existencia del todo agradable. El personaje está netamente marcado por un sentimiento de culpa y un complejo de Edipo no resuelto. Nuestro trabajo será descubrir y lograr armar, como si fuese una ventana rota, los motivos de la esquizofrenia, paranoia y delirio del pobre Spider.

Un rompecabezas y un vidrio roto no son analogías elegidas al azar, ya que aparecen en el film y nos connotan el trabajo introspectivo de la cabeza del personaje relatando su propia historia. No hay un dialogo y mucho menos un voz en off, que se encargue de facilitarnos las cosas. Spider, está, existe y se encarga de contarse a sí mismo, a SU realidad. La cámara será la encargada de sujetarnos y llevarnos al interior de una mente perturbada y “desarmada”.

Impresionante la interpretación de  Ralph Fiennes en el papel protagónico, que sin exageraciones logra captar la atención desde el primer momento y se pone al hombro la carga interpretativa de una película que prácticamente carece de diálogos, pero que en ningún momento se la aprecia vacía de contenido y detalle. Para esto también es muy importante mencionar un entorno frío y lúgubre,  el cual se conjuga perfectamente con el agobio y malestar del desamparo que padece el personaje.


La película está basada en una novela publicada en 1990 por Patrick McGrath que a la vez se encargó de realizar la adaptación para cine. La mano del director y el trabajo con el personaje, junto a toda la metáfora en cuanto a la metamorfosis en la evolución desestructurada del relato, se ven, se notan y están encaradas de una manera excelente, lo cual hace de “Spider” una película pequeña, críptica, casi minimalista pero con un altísimo potencial de análisis y reflexión por quien se dispone a ingresar en ella.

Por Matías Comicciolli.

viernes, 3 de octubre de 2014

“SOUL KITCHEN” de Fatih Akin.

La película es especial para esas tardes aburridas de frío y lluvia. Como para completar el programa, sería muy bueno tener una ración importante de papas fritas, maníes, palitos salados y dos o tres cervecitas en la heladera. El director es un alemán con ascendencia turca, o un turco que vive en Alemania, quien ya tiene en su haber películas como “Al otro lado” y “Contra la pared”.

Pero esta vuelta la cosa viene de comedia y “Soul kitchen” es el mejor ejemplo de ello. El protagonista, Zinos, puede hacer una larga lista con todas las desventuras que está sufriendo tanto en el amor como en lo laboral. Como si esto fuese poco, además padece una hernia de disco que no le permite moverse con facilidad.

Es decir que: su novia se fue, su restaurante no camina, las deudas se amontonan, su hermano no lo ayuda y la salud no lo acompaña. Sin embargo el amor a la música soul y su constancia en el trabajo harán que encuentre un nuevo concepto en la cocina.

De esa manera “Soul Kitchen” comienza a crecer y a multiplicar comensales. Pero el amor vuelve a caer sobre nuestro personaje y hace que todo se vuelva un nuevo infierno. Pero como siempre, la solución está en el soul y en el grupo de personajes que orbitan la vida de Zinos.

Para cuando la película haya terminado, las dos cervezas se habrán vaciado y la picada será un recuerdo de platitos amontonados. En ese momento agradecerán la recomendación de “Soul Kitchen” del director Fatih Akin.


Por Matías Comicciolli. 

miércoles, 1 de octubre de 2014

“Side effects” de Steven Soderbergh.

La película llegó a mis manos por una recomendación especial. La tapa por sí sola no me dijo demasiado, pero cuando leí que su director era Soderbergh no tuve dudas que tenía que verla. Luego me enteré que aparentemente con este film, el director, se estaría despidiendo de la pantalla grande. Una pena ya que tenía en su haber películas muy buenas como  “Shame”, “Traffic” o “Che: El argentino”.

“Efectos secundarios”, tal cual el nombre en castellano, se puede definir como un thriller psicológico con una clara denuncia social y una historia “de amor”? que podría haber sido evitable.

La actriz Rooney Mara encarna el papel de Emily, una joven que al salir su esposo de la cárcel, cae en una profunda depresión e intenta suicidarse. Por esta razón su psiquiatra, el doctor Banck (Jude Law), comienza a recetarle una indiscriminada lista de medicamentos, los cuales provocan algunas consecuencias secundarias. Claro que Soderbergh no es ningún improvisado y se encargó de poner en la primera escena la semilla de la duda y la intriga con un departamento ensangrentado en piso y paredes.

Hasta aca el thriller psicológico. Mientras se cuenta y se detalla la adicción de Emily a los ansiolíticos se desprende de la historia la denuncia social debido al indiscriminado uso de psicofármacos por un alto porcentaje de la población estadounidense. El abandono, la soledad y la frustración se aplacan, se solucionan, con pastillas mágicas que levantan el ánimo. El directos plantea la pregunta desde el título ¿Quién se hace cargo de las consecuencias del consumo?

Lamentablemente en medio de todo este interesantísimo y atrapante relato, aparece una especie de romance que sólo sirve para generar un efecto de sorpresa en el desenlace y que en lugar de aportar a la trama creo que la trastoca y la disminuye.

Claro que ese giro argumental no significa que la película no sea buena y recomendable. Por el contrario, se deben destacar las excelentes actuaciones, sobre todo la de  Rooney Mara cuyo personaje va sufriendo una especie de metamorfosis con el correr de los minutos. Por otro lado, subrayo también la atmósfera tenue, con colores sutiles acompañada por imágenes lentas y borrosas como el efecto de un antidepresivo. Tal vez se abusa un poco del fuera de foco, pero la significación del mismo es más que interesante.


“Side effects” de Steven Soderbergh entretiene y no aburre, languidece un poco llegando al final pero el gusto que deja en boca es más que satisfactorio. Esperemos que contrariamente a lo publicado no sea la última.

Por Matías Comicciolli.

martes, 30 de septiembre de 2014

“Short cut” de Raymond Carver.

No puedo hablar sólo de este libro, sin referirme indirectamente a otros textos del autor. Quiero decir que su obra se ve (y se lee) tan vinculada, que recomendar “Short cut” es también recomendar “De qué hablamos cuando hablamos de amor”, “Quieres hacer el favor de callarte por favor”, “La vida de mi padre”… entre algunos otros que seguramente me esté olvidando.

Por otro lado con Carver me pasa que no puedo separar al autor de los sucesos que le tocaron vivir a lo largo de su corta vida. En su biografía se destacan los problemas con el alcohol, su pronta paternidad (a los 21 años ya era padre dos veces) los problemas económicos, los estudios temporalmente distanciados, los trabajo a los que recurrió para ganarse el pan etc.

Ahora bien, cuando conocemos de quién estamos hablando cuando hablamos de Raymond Carver, sus historias comienzan a tomar una forma sustancial para el lector, quién llegado el momento se encuentra absorto y desconocido dentro de cada uno de los personajes.
Nos empapamos de escenas de la vida cotidiana, charlas mundanas y personajes extremadamente comunes, insertos en una sociedad particularmente alienada, anónima y melancólica. ¿Qué es lo que hace ser maravillosos a estos textos? Bien, detrás de ese estilo simplista (minimalista para algunos críticos) se esconde la esencia misma de su autor.

A través de su escritura se reflejan los fantasmas de una sociedad. Encontramos así alcohólicos, prostitutas, malos matrimonios, delincuencia, desesperanza, desconsuelos, engaños, desengaños, amores, violencia, asesinatos y toda una serie de características que conforman los sentimientos verdaderos no sólo para el autor, sino también para quien se enfrenta a sus historias.

Existe un verdadero sentido para que alguien como Carver escriba de esta manera, y es un gran desafío para el lector tratar de descifrarlo. Lo destacable es que él la encontró a la vez que la muerte lo encontraba a él cuando todavía era muy joven. (Al morir Raymond Carver tenía 49 años).


Por Matías Comicciolli.

lunes, 29 de septiembre de 2014

“Shame” de Steve McQueen

Perturbadora e inquietante. Son las dos palabras que se me ocurren acerca de “Shame”.
Perturbadora, porque gracias a la tremenda actuación de  Michael Fassbender, logramos meternos en los secretos más oscuros de Brandon, el personaje principal.
Inquietante, porque son esos secretos los que nos provocan un estado que se puede vincular con la claustrofobia y el ahogo de su existencia.
Brandon se presenta al espectador primero como un solitario personaje de pocas palabras. Seductor 100%. Así lo vemos en su vida “externa”. Abrigado, tapado hasta el cuello con sobretodo y bufanda. Eso es lo que él muestra en su escueto entorno, ocultando su verdadero ser. Inmediatamente después, aparece en la intimidad caminando completamente desnudo, mostrándonos lo que en verdad es. Desde ese momento, nosotros como espectadores comenzamos a compartir su salvaje vida sexual. Pasamos a ser cómplices de sus secretos y de sus problemas.
La intensidad dramática aumenta cuando su hogar, su refugio, se ve invadido por la llegada de su hermana (Carey Mulligan) Quien será clave para hacer convivir sentimientos encontrados entre ellos dos.
Ella será la encargada de poner frente a frente sus dos realidades. La del exterior y la del interior. Claro que la confluencia de los dos mundos tiene que tener un desenlace, y eso lo llevará a cabo el director McQueen mostrándonos un viaje introspectivo que hará reflotar los sentimientos ahogados del personaje.
La película cumple. Buen ritmo, escenas logradas, excelentes actuaciones y cierta incomodidad que a uno lo deja pensando y analizando la tortuosa vida del personaje que interpreta Fassbender.
No es como para pasar el rato, pero si para ver y discutir largo y tendido.


Por Matías Comicciolli.

viernes, 26 de septiembre de 2014

“Searching for Sugar man” de Malik Bendjelloul.

Hay algo especial en este documental. Tiene el condimento adecuado para que guste de una forma unánime y general. Me animo a ser tan inclusivo en cuanto al gusto de verlo, ya que ante nosotros tenemos una historia real, sobrecargada de emoción y que en ningún momento apela a los golpes bajos ni a sensiblería descartable.

El relato se arma de un modo detectivesco al contar la vida de un músico olvidado. De esta manera se maneja la sutileza de mostrar información, sin perder el gancho que nos atrapó desde el primer momento. Por que el director sabe, conoce, que queremos llegar a la resolución del enigma y conocer quién es este “Sugar man”.

Quizás se podría dividir la película en dos mitades. De las cuales una no es nada sin la otra. La primera nos cuenta cómo dos personas en Sudáfrica se proponen  buscar la verdad sobre “Rodríguez”, un cantautor norteamericano de los 70´s, el cual tuvo tanta popularidad en esa parte del mundo como el mismísimo Elvis. Pero claro, vincular Sudáfrica con Estados Unidos a través de un cantante folk “desaparecido” no será nada sencillo.

La segunda y última parte, nos cuenta cuál es el desenlace de dicha búsqueda y si el mito de aquel artista que se suicidó arriba de un escenario, o que se inmoló como última expresión de protesta es verdad o no…

No suele pasar muy seguido, pero esta historia te sumerge y te hace participe gracias a la habilidad del director en llevar adelante lo narrado. Por momentos todo lo que sucede se torna difícil o casi imposible de creer, pero gracias a los matices utilizados, la verdad y leyenda se entrecruzan logrando un espectador activo que no deja de interrogarse sobre lo que está viendo. 

Hay que tener en cuenta que además es un documental musical y que los temas del tal “Rodríguez” empapan las escenas con un realismo que las hacen únicas. Si además de disfrutar de las buenas historias uno logra apreciar la música, el combo de placer es absoluto.

Los premios y las nominaciones que recibió “Searching for Sugar man” de Malik Bendjelloul no son relevantes a la hora de poner en la balanza la creatividad y la emoción de un documental que en algún momento hasta te saca una lagrimita.

Creo que es imperdible.

Por Matías Comicciolli.

jueves, 25 de septiembre de 2014

“Quiet City” de Aaron Katz

Esta es una de esas películas que si no te la recomiendan, es complicado que te lleguen. Son esos film que entran en la denominación “Indies” y que no tienen un circuito comercial muy extenso.
“Quiet City” es la segunda película de Aaron Katz, un joven realizador estadounidense (natural de Portland, Oregon) a quien le encanta filmar relaciones humanas en ciudades vacías y con cámara en mano. Este es todo el montaje que nos presenta esta peli.
Una chica llega a la estación de Brooklyn buscando a una amiga que nunca llega. Pide ayuda para orientarse a un joven desconocido, de quien no va a separarse durante las siguientes 24 horas. Todo esto es simplemente el argumento con que se vale Katz para contar su historia. Simple; la pareja de recién conocidos comienza un largo y apático recorrido por toda la ciudad mientras hablan banalidades y practican actividades como tomar café, cortarse el pelo, correr en la plaza, visitar una galería de arte y conocer algunas personas. Poco? Sí, no hay un gran argumento. Importa?
Esto ya la vimos en “Antes del amanecer”, en su secuela y en cierta forma, con un tono más musical, en “Once”. Entonces; A dónde llega la recomendación? En que me encantan este tipo de películas en donde se logra contar con nada, algo tan grande y amplio como son las relaciones humanas.
La película no es más que eso: un pedacito de la vida de dos personas que deciden caminar juntos, por una ciudad que por momentos los ignora totalmente.
Además de usar recursos escasos, a nivel realización, el director se vale de actores no profesionales para mostrar lo que pasa. Ambos están muy bien, pero en lo personal creo que ella (Erin Fisher) tiene momentos verdaderamente cautivadores (además de ser poseedora de un seductor tono de voz) Esto posiblemente lo opaque un poco a el (Chris Lankenau) quien nunca deja su pose de apático derrotado. Lo que rescata esta ambigüedad es la química que se genera entre ellos dos, quienes a través de conversaciones simples y lugares comunes (en el mejor de los sentidos) nos muestran la identidad de cada uno de los personajes.
Se enamoran? Quién sabe. La conclusión dentro del cine “indie” no es un problema a resolver. La eficacia recae en como se logra mostrar, con este tipo de línea narrativa, los sentimientos de los protagonistas.

El último plano de  “Quiet City” es una hermosura!!!

Por Matías Comicciolli.

¿Por qué leemos?

¿Por qué leemos? ¿Para qué? ¿Cuál es nuestro fin? Hablo específicamente de novelas. De ficción. De ese mundo que se crea a través del significado de las palabras.
“Si una noche de invierno un viajante” de Italo Calvino, es una novela, y es de ficción. Pero atención, no es una novela de ficción sino que es, sí es, varias novelas de ficción que se crean, que se configuran a través del Lector protagonista.
¿Somos nosotros, lectores, protagonistas de todas las novelas que leemos? ¿O sólo lo somos cuando el autor, el escritos decide que seamos? En este caso puntual, el Lector es protagonista, es parte fundamental de la historia que se genera a partir de la lectura de novelas apócrifas. Eso que el Lector va leyendo, lo lleva a transitar un mundo ficcional al que no pertenecía antes de no ser Lector.
Eso es justamente lo que significa el Ser Lector: transitar mundos a partir de la lectura, y tal vez sea aso lo que nos lleva a leer. No conformes con el mundo que la existencia terrena nos brinda, nos volcamos inconscientemente a transitar otros.
Lo peligroso, tal vez, sea la elección de esos mundos. ¿Quién nos asegura un final feliz? ¿Quién nos asegura un mundo feliz?  Creo que no hay ni una cosa ni la otra.
No la podemos encontrar en este tipo de existencia y tampoco en la de los libros. El Lector de Calvino se prepara para disfrutar de la lectura de “Si una noche…”, que lo lleva a padecer un sinfín de caminos que parecen no llevarlo a ningún lado.
Nosotros, como lectores, tal vez estemos padeciendo esos mismos caminos inconclusos, que es lo que en definitiva nos lleva a no parar de realizar la actividad de leer. Nos sumergimos de lleno en ese hombre que se detiene en una estación de tren una noche fría y lluviosa. ¿Era realmente fría y lluviosa? ¿O fueron sólo detalles que me figuré mentalmente al comenzar la novela? De esta manera ¿Cuántas novelas de “Si una noche…” habrá en el mundo? Tanta como lectores. Porque cada mundo es una novela y cada mente, cada imaginación un mundo distinto.
Ella leyó la novela a la par mía. La misma novela la misma historia del Lector y la Lectora. Ambos transcurrimos las páginas, con el mismo texto, las mismas letras. Así procedemos en el avance de la lectura, traspasando la sustancia empírica del objeto libro, con el sólo fin de alcanzar el acceso a una sustancia incorpórea, inmaterial.  Un mundo sublimado por las imágenes ficticias de mundos paralelos pero imposibles.
¿Cómo será su Lector? ¿Cómo será su Lectora? ¿Pondrá los pies en el escritorio para leer, forrará los libros para que nadie sepa qué es lo que está leyendo? ¿Que mundo se configurará antes de comenzar a leer? Tal vez espera del libro ese mensaje, ese aviso, esa señal que de una vez por todas le diga algo. La busca desde que comenzó a leer. La buscamos desde que comenzamos a leer. No desde que comenzamos a leer “Si una noche de invierno…” sino desde que comenzamos a “Ser Leer”. Leer como búsqueda, como desafío y también como aislamiento de realidades que nos determinan que nos ahogan, que nos empequeñecen.
Por eso salir un poco de tanta realidad real nos engrandece, nos pone en otro lugar, por lo menos por un rato. El Lector y Ella Lectora ven en esos momentos los mensajes más difíciles de comunicar, de definir. En esos mundos que viven por fragmentados momentos, no se pueden traducir las palabras y por eso mismo son decisivos y fundamentales pero a la vez azarosos y efímeros, vinculándolos irremediablemente con momentos de felicidad… 


¿Podemos ser lo que leemos?, ¿O lo que leemos nos hace ser? Y ¿Qué somos si leemos?

Por Matías Comicciolli.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

“Nebrazka” de Alexander Peyne.

Es increíble cuando se hace una maravillosa película con una “historia mínima”. Lo que vemos no es más que una anécdota que puede ser contada de mil formas diferentes. Puede ser graciosa, triste, desopilante, nostálgica. En este caso en particular el director decide tomar el mejor de los caminos y mostrarnos una road movie que llega al corazón sin golpes bajos y que saca una sonrisa sin ser necesariamente divertida.

Un padre alcohólico y senil recibe un folleto en donde se ve beneficiado con un millón de dólares. Claro, eso no es más que publicidad fraudulenta, pero cómo hacérselo entender a este buen señor. El viejo insiste tanto que su hijo, bastante alejado de su padre debido a la adicción de este, decide tomar la ruta y llevar al anciano hasta el pueblo donde debería cobrar el dinero.

La historia no es más que eso. Y eso es todo lo que la conforma. A lo largo de la ruta resurgirán las relaciones paternofiliares junto con la reconciliación con el pasado y el cariño incondicional que se tienen el uno al otro.

Los marcos son fríos, desabridos, plomizos, solitarios; casi como la vida de quienes habitan en ellos. Familias desvinculadas, lazos rotos, relaciones inexpresivas o por conveniencia completan la paletas de colores que en este caso se funden en blanco y negro.

Alexander Peyne se vale de la maravillosa actuación de Bruce Dern para mezclar esa graciosa amargura melancólica que recorre el film de punta a punta, mostrándonos a dos hombres que terminan de encontrarse en el interior imperfecto de cada uno de ellos.

La película puede considerarse como una gran metáfora o como una pequeña historia, simplemente porque son esas dos cosas, y conviven ambas perfectamente dentro de ese desabrido Nebraska.

Al final, es inevitable un pequeño nudo en la garganta cuando nos corremos de ser un simple espectador y nos vemos a nosotros mismos cumpliendo ese rol de padre, y también ese rol de hijo. En ese momento es cuando lo sencillo se hace profundo y la comedia y el drama se conjugan para mostrarnos una historia anclada con fuerza en la vida misma.


Por Matías Comicciolli.           

lunes, 22 de septiembre de 2014

“Mr. Vértigo” de Paul Auster.

Al terminar de leer el libro, me queda la sensación que no es una de las grandes obras de Auster. Con conocimiento de causa, puedo afirmar que tiene novelas mucho mejores, pero a su vez, está, adquiere cierto tinte de indispensable. Claro, siempre y cuando se quiera recorrer la obra de este gran autor.
Por esa razón merece la pena recomendarse.
Como nos tiene acostumbrados Paul, “Mr. Vértigo” es de lectura rápida, ágil y entretenida. En ella se cuenta la vida, en primera persona, de Walt un pequeño huérfano de Saint Luis, quien encuentra un maestro y mentor que le enseñara a levitar por el aire, transformándolo en “Walt el niño prodigio”.
Pero no todo queda en este recurso casi de realismo mágico. Las vidas de Walt y su maestro se verán subrayadas por el amor, el asesinato, la ruta, la traición, la historia, la pobreza y la felicidad. Toda con la cuota perfecta que siempre llevan los relatos de Auster. Esa especie de simplicidad costumbrista nos panea por toda la historia de Estados Unidos desde la década del 20, pasando por el KKK, la violencia racial, el crack económico, el estado de bienestar y la Segunda Guerra mundial.
Es imperdible, y destacable, como se logra amalgamar la vida de un puñado de personajes, encabezados por el pequeño Walt, a toda una porción de la historia social y cultural de un país.

De esta manera, si ya leíste otras cosas de Auster, “Mr. Vértigo” no te va a sorprender demasiado, pero sí lo vas a disfrutar mucho. 

Por Matías Comicciolli.

viernes, 19 de septiembre de 2014

“Mr Nobody” de Jaco van Dormael

Las posibilidades aleatorias, en todos los ámbitos de la vida, son infinitas, y justamente de eso habla la película “Mr Nobody”. Las elecciones que hacemos a diario nos determinan un posible destino pero… ¿Cuántos otros estamos desechando? ¿Cuántas otras vidas dejamos de lado por elegir entre quedarnos con papá o seguir a mamá? Esas vidas que perdemos son irrecuperables, y las elecciones que tomamos tal vez sólo dependan del batir de las alas de una mariposa, o de un brasilero haciendo un huevo duro. Las dudas y las incógnitas que plantea el film son muchas y tienen que ver específicamente con los cuestionamientos a la existencia humana. Como así también al origen del universo. La teoría del caos, la mecánica cuántica, el big bang y el big crunch son algunas de las argumentaciones que tratan, inútilmente, de dar validez a un relato, que nos pone a pensar en cada momento, si las elecciones que tomamos son las correctas. ¿Cuántas posibles vidas estamos dispuestos a perder por sentarnos a mirar “Mr Nobody” de Jaco van Dormael? Elijan qué “Mr Nobody” tienen más ganas de ver. La dicotomía funcional del film, nos pone en la tarea de elegir entre dos o más posibilidades…

Por Matías Comicciolli.

jueves, 18 de septiembre de 2014

“Medianeras” de Gustavo Taretto.

Hacía mucho tiempo que quería ver esta película, la expectativa era mucha y una vez vista no decepcionó.

La historia es simple y sencilla: ella es Mariana una arquitecta frustrada que trabaja como decoradora de vidrieras y acaba de dejar a su novio de cuatro años. Él, Martín, un diseñador de páginas web súper freak y con varios trastornos de obsesión.

La cuestión sería ver como estos dos personajes logran conocerse en una ciudad que se configura gigante en comparación a sus mundos de monoambientes.

Desde esta simple oración parten una infinidad de analogías, connotaciones, alegorías y simetrías que nos hablan de: la soledad urbana, la tecnología comunicacional, la incapacidad de vincularse, la angustia, la fobia, desolación, equivocación, miedo, desilusión, apatía, frustración, etc. Quiero decir, sobre esto se pueden escribir mares de palabras. No es la idea.

La película de Gustavo Taretto lo refleja muy bien y quien es capaz de analizar estas cualidades lo puede confirmar con soltura y elocuencia. No es mi caso.

Prefiero seguir pensando que “Medianeras” es una comedia romántica que, sobretodo, está muy bien contada a través de sus recursos narrativos: los planos (resaltando los detalles) las voces en off que primero describen y más adelante, en over, nos muestran el interior de cada personaje, la utilización de animación en algunos pasajes y la música que también pasa de ser ambiente a venir de un ambiente (el ambiente de al lado)

Mariana es la liadísima Pilar López de Ayala, que en algunos momentos deja deslizar su tonada española. Martín es Javier Drolas. Ambos están muy bien en sus papeles, tanto cuando actúan solos o cuando interactúan con alguno de los personajes satélites (Inés Efron, Carla Peterson, Rafael Ferro, Adrián Navarro, Alan Pauls)

A pesar de todo hay cositas que no me terminaron de cerrar, como la participación de Jorge Lanata (innecesaria) y algunos giros de la historia que llegan de forma abrupta y con poco sentido. Definitivamente esto último no opaca del todo a “Medianeras” que es más que recomendable.


Por Matías Comicciolli.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

“Me verás volver” de Celso Lunghi.

Se puede decir que la curiosidad fue la que me llevó a comprar este libro. Primero porque fue el ganador del premio “Nueva Novela” que otorgó Pagina/12, después por su tapa y finalmente, por la juventud de su autor.

La curiosidad se transformó en grata sorpresa, al descubrir una excelente historia de terror y suspenso. Genero poco común o poco difundido y muchas veces maltratado por los pseudos expertos eruditos de las letras.

La estructura y la forma que utiliza Lunghi son el basamento principal para construir un relato atrapante, original y entretenido. De esos que no se pueden parar de leer y que van saltando de misterio en misterio.

Una masacre, un asesinato, apariciones, ruidos en la noche y vírgenes que lloran sangre son lo condimentos adecuados para infundir terror a través de textos epistolares, informes policiales, diarios íntimos y fluir de la conciencia. Ese es el modo en que se lee la novela y en que nos vamos enterando de lo que pasa en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires.

Lo que más me gustó es que al leer “Me verás volver”, uno advierte las lecturas que nutrieron al autor para llevar adelante su trabajo. Hablo de las influencias que no se tratan de esconder y que saltan a la luz a través de pequeños homenajes en citas o en escenas imborrables. De esta manera pasaron por mi mente nombres como el de Stephen King, o Manuel Puig (entre algunos otros)


La primera sensación al finalizar el libro es la de satisfacción, no sólo por el goce de haber leído una muy buena historia; contada y escrita de una manera excepcional, sino que también, teniendo en cuanta la edad de Lunghi, se puede estimar que tendremos muchas más novelas de él por delante (o eso espero)

Por Matías Comicciolli. 

martes, 16 de septiembre de 2014

“Matar un ruiseñor” de Harper Lee.

“Coraje es cuando eres golpeado antes de comenzar pero,
 sin embargo, comienzas y continúas con tu tarea no importa lo que suceda".

La novela se publicó en 1960 y hasta el día de hoy creo que se sigue disfrutando como si sus páginas no hubiesen envejecido. Quiero decir que goza de una actualidad y belleza sólo equiparable al de los grandes clásicos de la literatura mundial. Y de esta manera es como llegó a mis manos. Escuché hablar tanto y vi tantas referencias y homenajes a esta historia que no pude aguantar no leerla.

Trata de los acontecimientos sucedidos a lo largo de tres años, en un pequeño pueblo de Alabama durante la Gran Depresión. El tema es que todo está contado a través de los ojos de una niña de seis años, la pequeña Scout Finch. Ella vive en una elegante casa junto a su hermano Jem y a su padre Atticus. Alrededor de ellos se contará la historia del pueblo, de sus habitantes y de los distintos conflictos que aquejan a la sociedad estadounidense en general.

La novela podría separarse en dos partes. La primera, como una clásica novela de aventuras juvenil, donde los niños protagonistas deciden develar lo que esconde una casona y su misterioso habitante. Esto sirve como presentación del resto de los personajes y nos muestra las prácticas y costumbres de la vida cotidiana del pueblo de Maycomb. En la segunda parte, la autora presenta un universo mucho más adulto, cargado de una fuerte crítica social, el cual se desarrolla durante el juicio en defensa de un negro.

De esta forma Lee aborda temas polémicos como la desigualdad racial, la violación de Derechos y los conflictos sociales imperantes en la década del 30 en el sur de los Estados Unidos. Los distintos tipos de clases se ven bien determinadas y el trato de los blancos a los negros es un constante durante todo el relato.

La prosa es fluida y llevadera, cargada de la ironía, el humor y el sarcasmo característico que sólo puede brindar la perspectiva de una niña de seis años. Las descripciones minuciosas son otra herramienta que la autora utiliza con el fin de graficar cada escena de un modo casi cinematográfico. Esta última característica nos mete de lleno en un mundo en pleno proceso de transformación social, sin perder lo entretenido y brillante de una historia realista y fascinante.


No sé si todos los considerados “clásicos” son tan recomendables como “Matar un ruiseñor” de Harper Lee. Lo que sí estoy seguro es que al finalizar de leerlo uno se siente a gusto, feliz por no haber dejado pasar semejante novela, y satisfecho por tener en sus manos el poder de encomendar leerlo en cualquier momento de la vida.

Por Matías Comicciolli.

lunes, 15 de septiembre de 2014

“Margaret” de Kenneth Lonergan.

Especialmente recomendada, no dudé en sentarme para ver “Margaret”. Principalmente porque es una película que no se estrenará en Argentina y porque estoy seguro que sólo se puede llegar a ella a través de una recomendación. El director Kenneth Lonergan tuvo infinidad de problemas para poder estrenarla. Tanto es así que la película se filmo en 2005 y terminó estrenándose en 2011. La dificultad principal recayó en que la productora le decía al director que la duración no podía exceder los 150 minutos. Con mil malabares y mucha dilatación, se logró un corte que fue aceptado y se pudo estrenar.

Trata de una joven estudiante de 17 años que involuntariamente provoca un accidente donde pierde la vida una mujer. Este es el desencadenante para que sentimientos como la culpa, la ansiedad y el miedo se mezclen en la vida de la adolescente y su entorno. De esta manera Lisa (Anna Paquin. La de “True Blood” y “X-men”) comienza conflictivas relaciones con su madre, sus compañeros de colegio y sus profesores, sin descuidar la dura relación con ella misma después del accidente.

Me dio la impresión que “Margaret” puede dividirse en dos partes. En la primera de estas, se ve una historia consistente que se va armando lentamente, con un sentido único de la orientación que se pretende tomar. Los personajes que orbitan a la protagonista interactúan entre si, mientras se arma un relato coral que los involucra a todos con una importancia y relevancia casi unánime. Se aprecia una buena dirección y excelentes actuaciones sujetas al guión, el cual en un momento determinado cae abruptamente. En esa caída aparece lo que para mi es la segunda parte. Escenas rápidas, descontextualizadas, contradictorias. Abruptos saltos en el tiempo y actuaciones emocionalmente discordantes en el paso de una a otra.

Se nota el fatídico trabajo de edición que se tuvo que realizar para poder contar la historia en el tiempo que determinado y eso la hace una película irregular que pierde por completo el sentido de lo que se quería contar o se pretendía expresar.


A pesar de todo la película es buena. Sus actuaciones son excelentes y sus personajes creíbles. El guión termina por atraparnos y ponernos en el rol de parte y juez de los acontecimientos, mientras se compone el obligatorio debate ético y moral en torno a lo sucedido. Si la consiguen por algún medio, verla no será una perdida de tiempo.

Por Matías Comicciolli.

viernes, 12 de septiembre de 2014

“Los invertebrables” de Oliverio Coelho.

Sigo metiéndome en el mundo de las trilogías. Esta vez es el turno de la saga compuesta por “Los inverteblables”, “Borneo” y “Promesas naturales”. Bien, los dos primeros los conseguí rápido y sin caminar demasiado. El tercero y último, aún no lo tengo y supongo que su conquista me llevará a pasar largas tardes de patear y preguntar en viejas librerías (Buen programa eh!)
Pero el principio es el principio y “Los inverteblables” es el que nos compete en este caso. Hablo de una novela corta ambientada en un mundo atemporal y post apocalíptico. Ojo, no salgan corriendo que no hablamos de la clásica ciencia ficción. En este caso, estos detalles funcionan simplemente como entorno y marco de la historia. Es la herramienta que utiliza Coelho para colgar el relato “fantástico” dentro de un mundo “real” (o viceversa, ya que también podríamos decir que dentro de un posible mundo “fantástico” se cuanta una historia “real”)
El texto en si implica a un lector atento y experimentado, ya que cada oración, cada palabra y cada frase están colocadas, armadas casi con la obsesión de un perfeccionista. Cada una de ellas se van encastrando como en un tetris literario, con una justeza poética que hace de la lectura un verdadero deleite. Casi inadvertidamente la historia va tomando forma dentro del laberinto, pongámosle kafkiano, que plantea Oliverio. Dentro de ella encontramos la desdichada vida de tres seres indefinidos e indeterminados que intentan salir de su letargo adoptando a una mujer (¿?). Premisa que invita incondicionalmente a seguir con la lectura.
Luego, todo se irá desarrollando con una visión única, atravesada por burocracia estatal, procesos institucionales, identidades alteradas,  personajes monstruosos y metamorfosis inadvertidas. No por nada hablo de laberintos kafkianos!!!

Ahora es el turno de “Borneo”, la segunda parte. Veamos de qué se trata.

Por Matías Comicciolli