El cine de
Trapero es bueno. Puede gustar más o menos. Interesar mucho o poco. Caer bien o
caer mal. Pero la realización es indiscutible. “Elefante blanco” no es la excepción. Como tampoco lo es “Carancho” o “Leonera”.
En esta
oportunidad, como en la anterior, la historio es dura. Cruda. Desgarradora. Se
cuenta del trabajo en las villas de un grupo de curas, Ricardo Darín, Jérémie Reñiré y una asistente social Martina
Gusman. Los tres están muy bien en los distintos papeles, aunque por momentos
sentimos que ya vimos lo que estamos viendo.
La forma en
que es contada la historio esta muy bien, como así también la ambientación.
Otro punto destacado es el trabajo que hace el director (en todos sus films)
con los actores no profesionales. El peligro que corre siempre Trapero al usar
este tipo de actores, es que una mala actuación nos saque del relato y que
comencemos a ver la historia como una simple narración externa. Tal vez en “Leonera” pasaba esto con más frecuencia.
En el caso de “Elefante blanco” todas
las actuaciones “no profesionales” son impecables, logrando de esta manera un
fluir continuo y parejo de lo que se está contando.
Al conocer,
de antemano, el cine de Trapero ya tenemos varios datos previos que sabemos que
no van a cambiar. Quiero decir: la película no sorprende y si vimos los finales
fuertes que tienen “Leonera” y “Carancho” especulamos que este no va a ser muy
distinto (y acertamos en la especulación) Por esta razón es que al salir del
cine mastiqué una sensación de “capítulo” o “final de trilogía” en lugar de “la
nueva película de trapero”.
Lo que sí,
siempre entusiasma, o a mi me entusiasma, es ese tipo de historia marginal que
“muestra” y no “condena”. No hay en film juicios de valor, simplemente se muestran
temáticas fuertes y profundas como el de los narcos dentro de la villa, los
vecinos que nada tienen que ver con ese narcotráfico, la iglesia dentro y fuera
de la villa, el trabajo social, la corrupción y la burocracia de la política.
Dentro de este concepto los tres protagonistas tratarán, en pose un poco
romántica para mi gusto, de revertir esas condiciones de existencia a la vez
que luchan con sus propios problemas personales (obvio!!!)
Volviendo
al comienzo. “Elefante blanco” puede
gustar más o menos, pero da gusto ver una realización nacional de esta calidad
con escenas bien logradas y una puesta más que interesante. A ver “cine
argentino”!!!
Por Matías Comicciolli.
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