La había empezado a leer en algún momento,
pero algo me hizo abandonarla. Por esas cosas inexplicables, hace algunos días
me llamó desde el olvido de la biblioteca. Supo cuál era el momento adecuado
para ser leída.
Una novela corta que se lee en no más de
tres días. No sólo por su extensión, sino también por lo atrapante del relato.
Dostoievski se adelanta unos cuantos años a los estudios freudianos dentro de
la psiquiatría y nos presente a un personaje que desdobla su personalidad
sufriendo de alguna manera la destrucción de si mismo.
Las exigencias sociales, el bienestar
económico, el ascenso de clase, la burocracia y las relaciones laborales son
los motores del deseo que llevan al protagonista Goliadkin a crear un doble que
cumpla con todos los propósitos y alcance el “éxito”. El precio para eso es
sumergirse en un profundo aislamiento del mundo y de si mismo.
El monólogo interior es un recurso que
aparece constantemente remarcando la soledad y lo atormentado del personaje. El
doble para Goliadkin es aquel que logra todo lo que el propio Golidkin no puede
alcanzar. El protagonista se ve en la necesidad de crear a este “otro yo” que
en un primer momento aparece como un buen amigo, pero que luego va adquiriendo
todo lo malo de la personalidad original de su creador. El doble es amoral, mal
educado, cínico y despiadado; mientras que el original no alcanza a comprender
como es aceptado y bienvenido allí donde él es expulsado y maltratado.
Así Goliadkin y su doble se convierten en
enemigos irreconciliables. Porque ¿qué peor enemigo que uno mismo, al verse
frustrado frente a sus propios anhelos?
Corta, simple pero no por aso fácil y
superficial. “El Doble” es la antecesora de la novela psicológica por
excelencia y se puede poner en la biblioteca junto a “La metamorfosis”, “El
retrato de Dorian Gray” y “Doctor
Jeckyll y Mister Hyde”, pero nada te garantiza que después de leer todo esto,
no te encuentres con la peor versión de vos mismos…
Por Matías Comicciolli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario