Antes de sentarme a ver la película, ya sabía con lo
que me iba a encontrar. El trailer y la sinopsis no dejan demasiado a la
imaginación, cuando uno ya vio parte de la obra de Sorín.
Imaginé una historia mínima dentro del marco de las
rutas patagónicas, donde el protagonista busca reencontrarse consigo mismo u
olvidar algún dolor del pasado.
Marco (Alejandro Awada) es un alcohólico en
recuperación que decide viajar a Puerto
Deseado para desintoxicarse, visitar a su hija que hace años no ve y de paso
aprender a pescar tiburones. Los caminos patagónicos y los encuentros casuales
se encargarán de poner los interrogantes a la pequeña historia.
Como fiel obra de su autor, el film es exactamente lo
que esperaba y creo que por eso me gustó mucho. Los paisajes desolados que
acompañan a un protagonista solitario son un “molde” que Sorín utiliza a
menudo. Y funciona, porque uno como espectador de este tipo de cine lo sabe
apreciar y sobre todo aprende a disfrutar.
También se podría decir que la historia no dice nada.
Que no pasa nada. Pero cada silencio, cada gesto, cada encuentro son parte
fundamental del relato y eso lo hace único e irrepetible. Se demuestra con cada
una de estas pinceladas, distintos tipos de emociones que nos acerca y da
sentido a lo que vemos.
Tal vez me guste este tipo de películas, de la misma
manera que me gustan los relatos de Raymond Carver, de los cuales Carlos Sorín
se dice muy influenciado. Antihéroes sumidos en una cotidianeidad aplastante,
donde el conflicto aparece casi como algo impensado y repentino, pero que
finalmente termina modificando el verdadero sentido de las cosas.
Por otro lado se destacan los excelentes primeros
planos, la fotografía y la música, la cual aparece como un continuado de lo que
va sintiendo cada personaje y situación. Alejandro Awada también está excelente
acompañado de un reparto formado por Victoria Almeida, Oscar Ayala, Sandra
Ximena Hoyos y Kharold García, que se coloca a la altura de las circunstancias.
“Días de pesca” se disfruta, eso es indudable.
Siempre y cuando nosotros como espectadores sepamos tomar distancia de un cine
más convencional y nos dejemos llevar y atrapar por otro tipo de
sensibilidades. Quiero decir: si querés ver tiros y persecuciones de autos, esto
no es lo más indicado. En esta película “no pasa nada” de eso…
Por Matías Comicciolli
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