Mezcla de
falso documental con ficción engañosa. Eso fue lo que me llegó gracias a las
recomendaciones de un amigo al otro lado del charco. “Mirate esta peli que
seguro te va a gustar”, estas ya son reconocidas palabras, viniendo de alguien
que anteriormente me había sugerido la película “Mr. Nobady”. A estas alturas
sus sugerencias son sabias palabras.
Sin
pensarlo dos veces, me largué a la ruta de la web para bajar con la mayor
rapidez posible “El fantasma de Belgrado” de Jovan B. Todorovic
La historia
comienza cuando el mariscal Tito deja su Yugoslavia para asistir al congreso de
Países no alineados en una Cuba que aún no perdía sus sueños. Durante ese
periodo, un joven con look de emo ochentoso se afana de la misma calle un
Porche 911. Con ese auto hará las delicias de grande y chicos transformando en
pesadilla la vida de toda la policía de la ciudad. Los pequeños y poco potentes
autos de la ley, no alcanzan la velocidad del ya mítico Fantasma, por eso las
persecuciones son pan comido para el
misterioso conductor. Calles desiertas, sirenas en todas las esquinas y mucha
velocidad son el condimento adecuado para que los habitantes de Belgrado salgan
a ilusionarse por aquel que logra romper las reglas de un régimen que ya comenzaba
a escurrirse por los dedos. El fantasma representaba los sueños de libertad de
miles de jóvenes que pedían a gritos esa velocidad y esa adrenalina frente a lo
establecido. Claro que no todo será tan fácil para el Fantasma y su Porche. El
Ford Taunus de la policía será su Némesis en esta historia. Ver a un Taunus
persiguiendo a toda velocidad a un Porche, emulando un poliladron sobre ruedas,
es poco menos que sublime.
Al final,
como pasa siempre en estos casos, la historia se convierte en mito y el film
queda grabado en la memoria como aquella película del gato y el ratón… o del
Taunus y el Porche corriendo sobre Belgrado mientras Tito estaba de viaje.
Por Matías Comicciolli.
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