miércoles, 3 de septiembre de 2014

“El doble” de Richard Ayoade.

Me llega la película y ya desde su tapa se puede deducir que estamos frente a algo interesante. Dos mitades de rostros. Uno el de Jesse Eisenberg y el otro de  Mia Wasikowska. Después me llega la información que está basada en la novela con el mismo nombre de Fiador Dostoievski. Por esas casualidades, hacía bien poco que había terminado (y comentado en este medio) ese mismo libro.

El tema de esta obra ya es interesante de por si. La identidad de nosotros mismos dentro un mundo cerrado, autoritario, rutinario y asfixiante. ¿Cuál puede ser el resultado de todo eso, cuando no se puede desarrollar ningún tipo de individualidad? Dostoievski lo plantea casi 50 años antes de su “descubrimiento”: la esquizofrenia. La caída hacia una locura, producto de un mundo deshumanizado.

A pesar que lleva sus minutos encontrarle la vuelta a la película, su director logra finalmente encontrar la esencia de la historia y mostrarla enmarcada en un mundo actual con dos jóvenes protagonista. Tal vez esto sea lo que más se modificó del texto original, pero sin dudas el fin justifica los medios.

Simon trabaja en una oficina casi como un autómata. Es tímido e introvertido y nunca se animará a confesar su atracción por Klara. Lentamente irá desarrollando algunas perturbaciones mentales. El sistema no lo encaja y él no logra encajar en el sistema. Su poco desempeño en cualquier elección personal, lo llena de dudas e incertidumbre. Para colmo entra a trabajar una persona que es físicamente exactamente igual a él. En ese “doble”, Simon puede ver reflejadas todas sus carencias, sus necesidades y sus deseos. En ese momento se genera una ruptura dentro del personaje y de su existencia. Tratar de solucionar esa quiebre dependerá tanto de Simon como de su “doble”.

Ayoade hace maravillas con la estética sofocante en la que elige contarnos la historia. Lugares angostos, habitaciones oscuras, vestuarios sórdidos y sonidos estridentes se encargan de poner en imágenes el mundo Dostoievskiano, sin perder la impronta personal del director. Por momentos es inevitable no recordar “1984” (tanto el libro de Orwell, como la versión cinematográfica de Michael Radford protagonizada por John Hurt) o a otros directores como Stanley Kubrick.

En este caso no voy a recomendar leer la novela antes de ver la película (como sí lo hice en otros casos de transposición de literatura al cine). Si aún no se ha llegado a “El doble”, en ninguna de sus versiones y/o formatos, ambas se pueden disfrutar juntas o separadas, sin ningún tipo de prioridad de una sobre la otra.


Por Matías Comicciolli. 

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