Algunas veces también se trata de un poco de suerte.
Había escuchado que la película de Medina había salido premiada en el BAFICI,
al igual que su protagonista Martín Piroyansky. Desde ese momento la tuve en mi
lista de pendientes. Hasta que una mañana, en la que no me encontraba muy bien
de salud, prendo la tele y descubro que en el gran canal I-Sat está por
comenzar la película que hacía tanto quería ver. Suerte? Coincidencia? No lo sé,
pero el contexto no podría haber sido mejor.
Jerónimo es un joven algo paranoico y que padece
ataques de pánico. Viaja con su padre, Alejandro Awada, a una pequeña cabaña
rodeada de sierras y un espeso bosque. Teóricamente ese sería el entorno ideal
para reconstruir el vinculo padre hijo a la vez de solucionar el tema del
pánico. Nada más lejos de la verdad. En la primera noche el joven sufre la
picadura de una araña, la cual aparentemente es mortal. Según los lugareños la
única forma de salvar su vida es ser picado por otra araña de la misma especie.
Aca comienza el periplo del héroe, o deberíamos decir
del anti héroe. Un largo recorrido (por algunos momentos largísimo) por
sierras, ríos y bosques con la sola compañía de un guía alcohólico aún más
paranoico, delirante y misterioso que el protagonista.
Con esta pequeña historia y una actuación excelente
de Piroyansky, el director logra no solamente reflejar, con muy pocos diálogos,
los cambios que va sufriendo el personaje hasta llegar a una instancia de
conversión total a lo largo de su arduo y penoso camino, sino que también
consigue mezclar una serie de géneros como el terror, el drama y la comedia,
que hacen de la película algo muy original.
Pienso que igualmente no es una película fácil, o
“para cualquiera”. Como dije antes, hay mucha cámara en mano, poco diálogo,
escenas largas y lentas. En fin, como son las características del cine
independiente, pero a la vez cuenta con excelentes escenarios naturales, una
muy buena banda de sonido y un conjunto de muy buenos actores que incluye a los
mencionados Piroyansky y Awada junto a Jorge
Sesán como el guía y a Ailín Salas como una joven enigmática y de pocas palabra
que gana el corazón de Jerónimo y le muestra el camino de su salvación a través
de una búsqueda interna.
“La araña vampiro” de Gabriel Medina es una de esas
películas que se disfrutan como un hallazgo, a pesar de que tuvo una amplia
difusión debido a sus múltiples premiaciones y que dan aún más gusto verlas
cuando se las encuentra casi de casualidad por algún canal de cable. Dudo que
alguna vez se pase por aire, pero bien vale la pena el esfuerzo de buscarla. No
defrauda y entretiene.
Por Matías Comicciolli.
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