“Escupiré
sobre vuestra tumba” mantiene la locura e irreverencia que ya nos tiene acostumbrados
la obra del amigo Boris Vian. Pero en este caso, esa locura no es un divague
surrealista como en “La hierba roja” (comentada también en este sitio) sino un
profundo drama de violencia, sexo y muerte.
Lee
Anderson es un joven atractivo que oculta sus raíces negras, con el fin de
evitar la discriminación. Su apariencia blanca lo ayuda para lograr mezclarse
entre los blancos y para poder alcanzar su venganza contra.
Casi de un
modo obsesivo Lee planeará su plan, mientras disfruta de jornadas de sexo y
alcohol con mujeres y amigos. Las adolescentes y las canciones no se quedarán
afuera del menú de Lee. En medio, encontramos todos los detalles iconográficos
de una juventud a la que sólo le importa la música, los autos y el dinero.
La
violencia recorre los capítulos en todos los sentidos. Desde los golpes de
puño, hasta los insultos, las violaciones y los abusos a menores de edad. Estos
detalles hacen que nunca logremos una total empatía con el personaje, y nos
preguntemos continuamente si sus fines justifican los medios que utiliza.
La novela
se publicó en 1946 logrando un gran alboroto debido a lo extremo de su
contenido. En el 48 fue prohibida por “ultraje a la moral y a las buenas
costumbres”. Razón más que suficiente para leerla!!!
En fin, hoy
por hoy, la historia perdió un poco de esa trasgresión, pero no deja de ser una
denuncia a una sociedad escondida en sus propios vicios.
Otra de las
maravillas de “Escupiré sobre vuestra tumba” es que si te gustó esta historia
de racismo y venganza y te encariñaste con Lee Anderson y su pasado oculto, podes
seguir leyendo sobre él en “Todos los muertos tienen la misma piel”, una
especie de continuación donde el personaje escapa a través de bares y
prostíbulos de un asesinato que no sabemos hasta el final si cometió o no.
Por Matías Comicciolli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario