Esta es la clásica película que sólo la podés
encontrar en el canal I-SAT. Críptica, silenciosa, con tonos suaves y mucha,
pero mucha cámara en mano. Si te gustan este tipo de films independientes, no
se puede dejar de ver “For Ellen”.
La historia se basa en un triste y melancólico
rocker, quien hace un largo viaje para tratar de no perder la tenencia de su
pequeña hija. Tan simple y directo como eso. Una clásica road movie en una fría
y distante ruta de los Estados Unidos. Es ahí donde se ve la increíble mano de
la directora estadounidense (pero de origen coreano) So Yong Kim que hace de ese viaje
una completa obra de realización.
La cámara está continuamente
siguiendo a quien es, no sólo el principal, sino también prácticamente el
único, personaje. Lo sigue, lo interpela, lo desnuda frente a un espectador que
lentamente y con los tiempos pausados de la narración se siente cada vez más
metido en el relato. Con esta simple historia de vida y con la gigante
interpretación de Paul Dano se construye lo que para mi es una conmovedora y
excelente película.
Se destaca sobre todo la solidez
del actor ya que sin su impecable actuación, todo se vería reducido a la nada
misma. Tanto en esos planos cortos, que generalmente se suceden en los
ambientes interiores, como en los planos generales de un afuera sobrecargado de
una gélida blancura, Dano mantiene la tensión de un personaje que se debate
entre el compromiso de ser padre o continuar como una simple figura ausente en
el mundo de su hija.
La película trasmite la sensible humanidad de un
joven que ante una posible, y definitiva, ausencia en su vida descubre un amor
incondicional. Para la directora, las respuestas y las conclusiones cerradas
quedan en manos de quien logre ingresar a esos pequeños contextos y convivir en
la piel de un músico que se niega a darle un sentido a la soledad.
Por Matías Comicciolli.
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