jueves, 9 de octubre de 2014

“Sputnik, mi amor.” De Haruki Murakami.

“las personas son unos solitarios pedazos de metal en la negrura del espacio infinito que de repente se encuentran, se cruzan y se separan para siempre”.

Me escribió para contarme que había leído “Sputnik, mi amor”, y la curiosidad no me permitió esperar un segundo más. Corrí por él y en un poco menos de dos días lo terminé. Creanme; es mucho más intrigante que corto.

Después de leer el primer párrafo uno no se puede darse el lujo de abandonar semejante historia. Esas primeras palabras funcionan como un gran interrogante al cual debemos dar respuesta con el párrafo que sigue, y el que sigue, y el que sigue…

La novela de Murakami va de triángulo amoroso. Pero no de esos donde abunda la traición y el desengaño (a pesar de que los hay) sino de esos no correspondidos. Él (narrador) está perdidamente enamorado de ella, y ella con el tiempo descubre el amor en otra “ella”, y él decide resignarse pero nunca olvidarla.

De ahí se desprende un poco el extraño nombre satelital del libro. Los personajes se orbitan unos a otros. Se vinculan, se tratan, se conocen y se aman. Pero al mismo tiempo se desvinculan, se separan y se olvidan; haciendo de la historia un sentido homenaje a la soledad.

Esta abstracción se detalla de forma perfecta, mientras se pasea entre escenas íntimas, cotidianas, oníricas, fantásticas y ficticias. A partir de ellas es que uno logra emocionarse y querer a cada uno de estos personajes. Estoy seguro que quien lea el libro no podrá dejar de amar a Sumire; hasta que ella por su cuenta desaparezca de nuestras vidas “como el humo”.

Como siempre la música no es un detalle menor con el cual se puede dar un marco aún más completo (y complejo) a cada uno de los contextos que se describen. La lista  enumera desde Brahms y Mozart hasta temas populares de fines de los 60´s. Es un buen ejercicio marcar los pasajes donde se menciona alguna obra, (por lo menos es algo que yo hago) para después buscarlo y escucharlo (ventajas que nos da la Internet)

Al finalizar la historia no se pude evitar sentir un poco de tristeza y melancolía, más que nada por esa idea de separación y de soledad que recorre toda la novela y sobre todo por esas sutiles relaciones de amistad (¿?) que de ante mano están predestinadas a no continuar por más que uno las alargue y se esfuerce en que no caigan en un callejón sin salida.

Como corresponde agradecí la recomendación por escrito, con la única condición que no sea la última.

Por Matías Comicciolli.


No hay comentarios:

Publicar un comentario