martes, 7 de octubre de 2014

“Spider” de David Cronemberg.

Lo primero que se me ocurre es no recomendarla para un sábado a la noche. Mucho menos si lo que se quiere pasar es un buen rato. Tenemos una de esas películas difícil, de las que requieren de un esfuerzo permanente por parte del espectados. Desde la primera escena en la estación de tren, hasta la última, con la lluvia golpeando los cristales del auto, uno tiene/debe analizar, contextualizar, descifrar y armar cada una de las piezas del rompecabezas que Cronemberg nos pone delante de los ojos.

Esta es la historia de Spider, un hombre que sale de un psiquiátrico para alojarse en un hospicio donde el trato que le otorgan no es mucho mejor que el que recibía. Claro que la mochila que lleva sobre su espalda no le permitirá alcanzar una existencia del todo agradable. El personaje está netamente marcado por un sentimiento de culpa y un complejo de Edipo no resuelto. Nuestro trabajo será descubrir y lograr armar, como si fuese una ventana rota, los motivos de la esquizofrenia, paranoia y delirio del pobre Spider.

Un rompecabezas y un vidrio roto no son analogías elegidas al azar, ya que aparecen en el film y nos connotan el trabajo introspectivo de la cabeza del personaje relatando su propia historia. No hay un dialogo y mucho menos un voz en off, que se encargue de facilitarnos las cosas. Spider, está, existe y se encarga de contarse a sí mismo, a SU realidad. La cámara será la encargada de sujetarnos y llevarnos al interior de una mente perturbada y “desarmada”.

Impresionante la interpretación de  Ralph Fiennes en el papel protagónico, que sin exageraciones logra captar la atención desde el primer momento y se pone al hombro la carga interpretativa de una película que prácticamente carece de diálogos, pero que en ningún momento se la aprecia vacía de contenido y detalle. Para esto también es muy importante mencionar un entorno frío y lúgubre,  el cual se conjuga perfectamente con el agobio y malestar del desamparo que padece el personaje.


La película está basada en una novela publicada en 1990 por Patrick McGrath que a la vez se encargó de realizar la adaptación para cine. La mano del director y el trabajo con el personaje, junto a toda la metáfora en cuanto a la metamorfosis en la evolución desestructurada del relato, se ven, se notan y están encaradas de una manera excelente, lo cual hace de “Spider” una película pequeña, críptica, casi minimalista pero con un altísimo potencial de análisis y reflexión por quien se dispone a ingresar en ella.

Por Matías Comicciolli.

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