domingo, 19 de julio de 2009

Los no-referentes.


“Los dogmas dividen a los hombres; el ideal moral los une.”
“Hacia una moral sin dogmas”. José Ingenieros.


Dos vinos, una soda, cuatro cruces y un vacío que se acerca como un abrazo embriagante. Nada de peros ni soliloquios. No me interesa.
“Te prefiero cuando escribís de otra cosa”.
El tipo… un profeta en el momento imbolucrante, nivela para sus propios fines lo que es saber o no de política.
¿Cuánto adornismo polarizante? ¿Cuánta influencia caucásica y con estribos? ¿A qué caballo se subió la crema del promedio y la asistencia?
La afirmación antes mencionada equivale a un: “Seguí escribiendo de otras cosas y dejá la política a los que saben”.
¿Qué carajo es saber de política? Encriptado, emblocado en una idiosincrasia idiota que tendría, más bien, que pedir perdón.
Se ve con esto que la política pertenece al exógeno militante que no comparte ni tiene idea de todo a lo que se refieren los días laborables y las horas pico.
Por que el tema es tener un sur, que se resuelve al ver el norte.
La ecuación es fácil. ¿Por qué no tener referentes, en las ideas que uno aspira alcanzar? Este referente es la respuesta indirectamente proporcional al bendito dogma. El dogma obliga, determina y mutila las ideas. Dogma es la iglesia, la patria y el partido político. Dogma es la moral, el trabajo y la idiotez. Dogma es la televisión por cable y el noticiero continuado que niega la reflexión “otra”.
En todo lo que podía referir a mi pacatería seudoburgueza, me cago en el dogma y en las líneas de pensamiento bancarizadas por los mismos de siempre. Prefiero seguir coleccionando referente y los aún más importantes “no-referentes”.
Porque toda la idea neoliberal, que no significa en nada lo que yo creo, es si o si mi no-referente, porque el empresario devenido en político es mi no-referente y porque tengo la libertad de elegir a mis no-referentes es que prefiero equivocarme (con todo lo que escribo) a no jugarme nunca por nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario