lunes, 13 de julio de 2009

Levantar una baldosa.


¿Qué estaba buscando hacer? ¿No sabía acaso que era lo que me llevaba a caminar sin rumbo por cualquier lado? Ningún lado es cualquier lado. Siempre que dispongamos de un pasado, de un presente y de un futuro, todos los lugares en donde estemos tienen un sentido. Que sepamos o que descubramos cuál y para qué es ese sentido, es otra cosa.
Por el momento sólo eran preguntas. ¿Qué? Y ¿Para qué? Pero tampoco tenía demasiada importancia.
Las calles de esta ciudad son todas muy parecidas, más bien se podía decir que lo múltiple se mezclaba y se interponía entre si, con un sin fin de posibilidades.
Tampoco recordaba el cómo había llegado a un lugar así. Pero la búsqueda era continua y constante.
Tal vez haya estado buscando un punto de felicidad perdido en alguna parte. Como si la felicidad fuese algo que pueda encontrarse al levantar una baldosa. O mejor aún. Como si la felicidad pudiera dispensarse en algunos de los negocios que a esa altura de la tarde comenzaban a imponer el fin de otra jornada.
¿Eso sería? ¿La búsqueda de un fin? “This is the end, my friend” El problema de un final a esta altura de mi vida sería la inmediata angustia de tener la obligación de encontrar un nuevo comienzo. Esa es la terrible e irremediable desazón que provocan los finales. Es por eso que me rehúso incondicionalmente al cine, sin poder a la vez, separarme de él. ¿Cómo se puede llegar a la autocomplacencia de aceptar la culminación de una historia, por el solo y contingente capricho de un director? No tolero los finales de casi nada, porque todos dejan un sin sabor, o mejor dicho un gusto a poco. ¿Qué es lo que pasa con absolutamente todo después del fin?
La calle seguía sin darme ninguna respuesta, pero ya tenía dos palabras. Felicidad y fin. ¿Estaría buscando después de todo un final feliz? ¿Un final feliz, para qué o para quién? Que yo recuerde nunca me interesaron los finales felices. Y por otro lado, en que ámbito de la vida, o de esta calle, podían darse los finales felices. La pompa, como en este caso, no siempre depende de la circunstancia.

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