Especialmente recomendada, no dudé en sentarme para
ver “Margaret”. Principalmente porque es una película que no se estrenará en
Argentina y porque estoy seguro que sólo se puede llegar a ella a través de una
recomendación. El director Kenneth Lonergan tuvo infinidad de problemas para poder estrenarla. Tanto
es así que la película se filmo en 2005 y terminó estrenándose en 2011. La
dificultad principal recayó en que la productora le decía al director que la
duración no podía exceder los 150 minutos. Con mil malabares y mucha dilatación,
se logró un corte que fue aceptado y se pudo estrenar.
Trata de una joven estudiante de 17 años que
involuntariamente provoca un accidente donde pierde la vida una mujer. Este es
el desencadenante para que sentimientos como la culpa, la ansiedad y el miedo
se mezclen en la vida de la adolescente y su entorno. De esta manera Lisa (Anna
Paquin. La de “True Blood” y “X-men”) comienza conflictivas relaciones con su
madre, sus compañeros de colegio y sus profesores, sin descuidar la dura
relación con ella misma después del accidente.
Me dio la impresión que “Margaret” puede dividirse en dos
partes. En la primera de estas, se ve una historia consistente que se va
armando lentamente, con un sentido único de la orientación que se pretende
tomar. Los personajes que orbitan a la protagonista interactúan entre si,
mientras se arma un relato coral que los involucra a todos con una importancia
y relevancia casi unánime. Se aprecia una buena dirección y excelentes
actuaciones sujetas al guión, el cual en un momento determinado cae abruptamente.
En esa caída aparece lo que para mi es la segunda parte. Escenas rápidas,
descontextualizadas, contradictorias. Abruptos saltos en el tiempo y
actuaciones emocionalmente discordantes en el paso de una a otra.
Se nota el fatídico trabajo de edición que se tuvo que
realizar para poder contar la historia en el tiempo que determinado y eso la
hace una película irregular que pierde por completo el sentido de lo que se
quería contar o se pretendía expresar.
A pesar de todo la película es buena. Sus actuaciones son
excelentes y sus personajes creíbles. El guión termina por atraparnos y
ponernos en el rol de parte y juez de los acontecimientos, mientras se compone
el obligatorio debate ético y moral en torno a lo sucedido. Si la consiguen por
algún medio, verla no será una perdida de tiempo.
Por Matías Comicciolli.
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