Lo primero que se me ocurre escribir de este film, es
que no es una película para cualquiera. Con esto no quiero expresar que la
misma goza de una complejidad tal que la tiñe de inentendible. En realidad es
todo lo contrario y por eso está dirigida a un público específico.
La película es sencilla. Una historia chiquita y sin
demasiadas vueltas. En eso se ve la mano de Hernández para lograr con esos
simples recursos un producto verdaderamente hermoso, tanto en lo visual y estético
como en lo narrativo. Claro que no hay que dejar de lado los dos tremendos
actores, Valeria Bertuccelli y Ernesto Alterio, que funcionan como los únicos
protagonistas.
Ella es Alma y él Roberto. Ambos se conocen por
casualidad, cada uno tratando de modificar algún aspecto de su pasado inmediato
o escapando a una realidad que no pueden cambiar. Todo esto enmarcado en una
Buenos Aires donde parece que nunca dejara de llover. Esta es la cuota perfecta
para subrayar a estos dos seres que, en definitiva, buscan encontrarse y
descubrirse mutuamente.
Decía anteriormente que la película está dirigida a
un público específico, y no hablo de idoneidad o capacidad determinada en la
materia. Simplemente hablo de sensibilidad y melancolía. La directora se toma
sus tiempo y el espectador debe estar atento a esos momentos y a sus
significados. La historia no nos proporciona todo en bandeja. Para armarla
requiere esfuerzo de nuestra parte y creo que eso hace del relato algo íntimo y
metafóricamente sensible.
Cuando las palabras están de más los silencios se
interpretan como si fuesen un protagonista más, junto con la lluvia incesante,
los vidrios empañados y las gotas sobre el cristal. Hay instantes en que lo
visual le gana la partida a las palabras, sin caer en cursilerias naíf o
melodramáticas. Cada plano está cuidado y nos significa o representa una
esencia específica de lo que se está contando.
Destaco sobre todo la actuación de Bertuccelli que
está verdaderamente excelente en ese papel de “alma” perdida que deambula en su
auto, llevando sus miedos y secretos por todos los rincones de la ciudad.
La película de Paula Hernández vale la pena por todo
esto y por muchas cosas más. Seguramente tenga otras tantas para criticar de
forma negativa, pero sobre seguro que no será indiferente para aquellos que se brindan
a disfrutar de la “Lluvia”.
Por Matías Comicciolli.
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