sábado, 12 de febrero de 2011

"UN AÑO CON SCHOPENHAUER", de Irvin Yalom.

Lugo de dar muchas vueltas y habiendo leído con anterioridad “El día que Nietzche llorró”, me decidí por adentrarme en las páginas de “Un año con Schopenhauer” del psicoterapeuta Irvir Yalom.

Sin dudas el libro no está a la altura de “El día que…”, pero su narración y su colage de historias y relatos lo hacen más que interesante.

Todo comienza cuando el psicoterapeuta Julius Hertzfeld recibe la alegre noticia de poseer cáncer, y con ello, sólo un año de buena salud. Después de meditarlo mucho, decide continuar trabajando en su grupo de terapia. Pero antes, y haciendo una introspección por su vida, llama a un antiguo paciente con el cual no había tenido buenos resultados. Este hecho comienza a abrirle las puertas hacia la filosofía pesimista de Arthur Schopenhauer.

Así la novela comienza a dividirse entre los capítulos dedicados a la terapia de grupo, otros que narran la vida de los paciente que asisten a la terapia, los que abordan la vida y los miedos del protagonista y los que se encargan de novelar, de cierta manera, la vida del filósofo alemán.

Bien, pero qué no deja la novela? Los sentimientos al leerla son encontrados. Por un lado no se puede negar que la escritura es bien llevadera y entretenida (hasta el punto que nos hace dudar de estar frente a una “novelita” de verano) Pero por el otro, nos pone a nosotros frente a lo impostergable de la muerte. El saber que el protagonista está próximo a morir, nos condiciona y nos distancia de lo que se podía considerar como algo inminente. Nosotros también moriremos, con la diferencia que Julius corre con la suerte de saber la llegada de esa fecha. A partir de aquí, cada miembro del grupo terapéutico comenzará un camino hacia el conocimiento de si mismos y del grupo, confesando miedos, temores, odios y amores. De esta manera Schopenhauer se transforma en una especie de guía espiritual y su filosofía en un libro de revelaciones milagrosas, frente a las angustias humanas.

El libro está cargado de misantropía, pesimismo implacable y misoginia. A través de estos condimentos es que se nos hace sumamente difícil no caer en reflexiones sobre la hora final y el sentido de nuestra actual existencia. Por otro lado, queda claro que lo que ocultamos en alguna parte de la conciencia es el fin mismo de las determinaciones de nuestras vidas y las casualidades sólo se dan en las virtudes azarosas del juego, y no en nuestras relaciones personales.

Un buen libro para pasar con uno mismo, sin necesidad de caer en autoayuda.

Por Misil Soviético.

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