lunes, 5 de abril de 2010

EDUCANDO-ME



No es necesario remontarse al decenio neoliberal para analizar y conocer el estado maltrecho en que se encuentra la educación en su totalidad tal cual la tenemos en nuestros días. Alejándonos de la multiplicidad y variabilidad de factores tales como la falta de presupuesto, construcciones a punto de implosionar, aulas abarrotadas de alumnos sin pupitres, docentes con una minima con la cual tienen que hacer malabares para llegar a fin de mes, y encima son estos mismos apaleados cuando demandan sus necesidades mínimas por los aparatos represores. Esta situación afecta a todos los niveles de la enseñanza publica. Ni que hablar de la cantidad de gente especializada que ejecuta sus funciones docentes en calidad de ad-honorem (si los de la UBA sabremos esto).

Esto es una realidad, material pongámosle, pero quería compartir con ustedes el otro espejo, la consecuencia de esta crisis ‘estructural’ en el otro ámbito, en el pedagógico.

Muchas veces se establece que educar es transmitir información, proveer al alumno todos los elementos necesarios para qué pueda entrar en los juegos de la vida adulta y hacerle frente a los peces gordos. Siguiendo a Freire, podemos encontrar en su celebre ‘Pedagogía del oprimido’ varios puntos que contradicen esta visión moldeada de los educadores desde que se formo el actual estado argentino.

El educador brasileño estipula el saber no como una especie de mercancía que alguien posee y se traspasa. El docente tiene ante si una realidad social en el otro. Los sectores populares son los mas desprotegidos ante el panorama de la educación formal, donde se combinan analfabetismo, pobreza, hambre y el beneficio que hace a los poderosos el hecho de que un amplio sector sobre el cual sustentan sus ganancias no pueda acceder a los bienes cognitivos esenciales para entender su propio estado de explotación. Freire expresa el educar como una relación simbiótica y anti-jerárquica. En la medida que el docente interpreta la realidad del otro, la yuxtapone con sus medios para potenciar la capacidad del ‘alumno’. Este mismo, en esta interacción es quien propone y regula en cuanto a contenidos y practicas al ‘docente’, liberándose de la coacción psicológica que lo condicionaría en una relación asimétrica.

Son numerosos los casos que nos encontramos de adolescentes que terminan sus estudios secundarios y solo se avocan al famoso ‘me salvo y que los demás se jodan’. Lo esencial es el dinero, sacar un crédito, comprarse un depto, y dejarse adormecer por la rutina de una vida sin un fin concreto. ¿Es esto producto de la voluntad individual o de toda una inmensa institución que año tras año genera en sus ‘educandos’ el desinterés y la codicia?

A partir de esta se puede empezar a repensar, además de luchar por sus derechos laborales y salariales, luchar contra el ‘establishment’ educativo, tendiente a justificar las desigualdades, presentes e históricas en todo su sentido. Pude ser que sea una tarea utópica, pero se conoce de numerosos emprendimientos en barrios populares, organizaciones culturales y asambleas barriales que alimentan la esperanza de revolucionar toda una generación que en el futuro será la encargada de tomar las riendas, pero esta vez de una manera critica y reflexiva, por ellos mismos, por la lucha docente, y por la memoria de los caídos en la misma pero jamás olvidados.

Por Bernav Larvashenkov.

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