sábado, 12 de septiembre de 2009

Descartando la mandanga.I

(primer corte… máxima pureza)

Me encanta hacer “deriva”. Salir a caminar sin guión. No tener donde llegar. Un viaje de ida. Extraviarme y extrañarme. No saber que hora es, donde estoy y si en realidad soy. Me fascina percibir nuevos olores, colores, texturas y arquitecturas eclécticas. Un mapeo urbanita aleatorio. Aunque mis derivas no implican desatención, todo lo contrario. Los sentidos se expanden y la psiquis se torna rápida y aguda -coincidirán que es bastante más sano que clavarse algún bicho de diseño psicotrópico y más barato que psicoanalizarse viajando al inconsciente-.
Hace unos días, practicando el perderme por ésta loca urbe, algo, de pronto, alteró el trance de ese éxtasis embriagador. Una intervención urbana –forma académica de nominar a los graffitis o pintadas- adulteró mi línea de visión, sentí como si al jalar estuviese muy cortada.
Sobre un fondo rojo en letras negras, emulando una estética ácrata, rezaba un imperante enunciado digno de un quemado Bakunin: “No al consumo y despenalización de la droga” firmado “JP”. Me pregunté ¿la gloriosa JP?, ¿la inimputable Juventud Peronista capaz de ésta y muchas más consideraciones políticamente lisérgicas? –aunque a los días, y chequeando fuentes, todas coincidieron en señalar a sectores ligados a las obras sociales quienes serían potencialmente afectadas ante una nueva ley de estupefacientes, dado que deberían ofrecer tratamiento gratuito a los pacientes con adicciones severas-. Pero, dejando de lado éste costado camaleónico, quisiera ir picando finamente la palabra droga y depositar el cogollo sobre una blanca seda que encienda nuestro conocimiento.
Pensé, ¿droga? ¿qué droga?, el Rivotril, el Alplax, el Roinol. ¡Vade retro rescatado Satanás!, ¿qué hacemos ahora con las pastillas del abuelo?. ¡No jodan con eso! sino vamos a tener gerontes por todos lados revotando como Alí. Reflexioné unos segundos y me dije, no, esas drogas no. ¡Ya sé!, la de los veterinarios, si seguramente es la ketamina. No, debe ser la nuez moscada, la que usan los presos disuelta en agua para resistir la abstinencia. ¡Ah!, ¡ya está!, son los hongos, nada de hongos ni para las comidas. O puede ser la cafiaspirina, esa plus que tiene mucha cafeína y la tomas con coca -pero la de de color negro-. No, no creo. El café, sí eso, van a prohibir las máquinas de café. La mateína, no, esa no, es un símbolo nacional. La birra, el vino, ¡nos vamos a quedar sin el Fernet!, no, tampoco el alcohol. El suprabond, van a prohibir el pegamento y vamos a tener que pegarnos las suela de los timbos con mocos, aunque no super caros.
Se me estaban agotando las posibilidades y por fin me cayó la ficha, me dije, ¡claro loco!, ¡basta para mí basta para todos!, se refieren a la nicotina. Listo, se acabaron los fasos en los quioscos y me van a forzar a dejar. Aunque no, no creo, hay demasiados consumidores para prohibirla, pensemos que es cinco veces más adictiva que la heroína.
Mi caminar se había tornado casi inconsciente, mi única preocupación era no caer en ningún cráter de la vereda y pegarme un porrazo bárbaro. ¡Ahí está! ¡porrazo!, claro son las drogas ilegales me dije, van por los finitos de THC, la merca, la pasta base, el ácido de los bichos…

Mis queridos misiles porteños, ¡de qué carajo nos están hablando! ¿qué nos quieren hacer creer? ¿qué pildorita nos estamos tragando?...
Por Madame Butterfly

3 comentarios:

  1. La Pura…. Verdad


    Discúlpeme Madame Butterfly que tarde tanto en comentar su escrito, usted sabrá comprender porque se lo he comentado en alguna oportunidad, el tiempo que tardo en sacarme las vendas por la mañana y embocar el ojo para que durante el día pueda rasgarme las vestiduras y finalmente por la noche efectuar el proceso inverso y tomar mi merecido descanso en cama rígida y sin almohada.

    Yo le aseguro que nunca fume ni consumí sustancias ilegales, lo mas cerca que estuve fue cuando termine fumando un sahumerio por desesperación una vez que hubo una huelga de quiosqueros que duro dos días.
    Yo me cuido, llevo una vida ordenada, tomo dos veces por día los diez medicamentos recetados por los distintos especialistas de mi Obra Social, el primero a las cinco de la mañana, los otros nueve son para contrarrestar las contraindicaciones del anterior y así sucesivamente.
    Me inyecto cuatro veces al día, aunque los médicos en este punto no se ponen de acuerdo, alegan un colapso del metabolismo por exceso de adrenalina, aparentemente generada durante toda mi vida, comenzando desde que era feto.
    Esto último fue lo que me decidió a practicar terapia de vidas pasadas para averiguar quien o que fui en otras vidas. Porque también soy fanática del naturismo y de las terapias alternativas, tomo jugo de Noni de Ecuador, uso Aceite de Rosa Mosqueta de la Patagonia, voy a digitopuntura y me hago drenaje linfático.

    A veces cuando puedo pienso y me pregunto: algo debo estar haciendo mal, que píldora no estoy tomando? O será que tengo que cambiar el tejido por la jardinería?

    En fin, dicho esto le comento que su escrito me motivo finalmente a comprar una revista que me llamaba la atención, como no me animaba a comprarla ya pasada le media hora frente al quiosco y ante la mirada de preocupación de quiosquero terminaba llevando El Arte de Tejer.
    De todas maneras aunque mucho no la entendí, me resulto productiva, hay unos sahumerios que me interesaron y me vengo a enterar que los puedo comprar ahí nomás en Av. De Mayo.

    Bueno hasta pronto y siga escribiendo, la próxima espero entender mejor.
    Lo que le voy a pedir es que si alguna vez nos cruzamos en algún pasillo de la vida, por favor no me pregunte como esta la otra, ahora vive en un mundo extraño, cambio de sexo y se hace llamar Jack.

    Â bientôt
    Et bon voyage


    El Cadáver de la Novia

    ResponderEliminar
  2. A la flauta!!! Nueve medicaciones, y una a las 5 de la mañana. ¡QUE ENVIDIA! Con razón lo del ojo y las vendas.
    Gracias Cadaver, por tanta drogadependencia, no pierdas núnca tu lucidez.

    El Misil

    ResponderEliminar