jueves, 18 de junio de 2009

A MIS AMIGOS.

Esto nace como un elogio a tantos años de aguante y resacas mal curadas. En una navidad sensiblera y fuera de servicio. Más adelante Héctor Boga "El gorrión de Bernal" le pondrá música a los versos, que alegrarán las noches del Club Italiano.

El año próximo teñimos las canas,
que aparecen con el tic del reloj,
sin que por eso se me pasen las ganas,
de caratularme como eyaculador precoz.

Dando siempre lo mejor de cada nota.
Cantando, hasta que aguante, las cuarenta,
mentiras que hoy nos rompen las pelotas,
aunque soberanamente no se aparenta.

Invitamos a brindar de nuestra copa,
a cortar la crema de nuestro estrato,
aprendiendo primero a sacar la ropa,
de una prima hermana o de cualquier gato.

Hoy son seis abrazos fuertes de amigos
que se saludan de cualquier manera,
que se animan todos a cantar conmigo,
y que pasaron ya una vida entera

De adolescencia funesta entre granos,
de juguetes rabiosos por un rato,
de que nos ataran los pies y las manos,
y de no poder decapitar al beato.

Calculando los controles de alcoholemia,
besando en los rincones más de la cuenta,
sobornando y halagando a las abstemias,
con insoportable olor a pastillas de menta.

Bendito sea el fluir de nuestras venas,
que no merma a pesar del temporal
hoy recibimos tanto rubias como morenas,
porque estamos más allá del bien y del mal.

Pintemos de gala todos los excesos.
Reservemos en un rincón la melancolía.
Vayamos juntos a un lugar de esos…
y obtengamos de recuerdo una fotografía.

Dejemos a la puta una propina,
como hidalgos caballeros rocinantes,
así lo haría nuestro amigo, ese Sabina,
graduado de bastón, Bombin y mil amantes.

Para acción tenemos fuego contra fuego,
entre Torrente, Al Pacino y De Niro.
Una insatisfacción desmesurada de deseo,
traición, esmalte y en la frente un tiro.

Los sábados una lujuria inclemente
que el fútbol no permita recaída.
Soberbia noctámbula, floja, aparente,
que se siente el lunes y no se olvida

Rogamos por seguir este calvario,
de insolubles borrachines ambulantes,
refugio en la trinchera del ovario,
ni poetas ni músicos ni cantantes.

Fue mujer la que alzo nuestra bandera.
Incondicional profecía de las horas.
La noche dura mientras se espera
el apoltronado vestigio de las auroras.

Saludamos a los bobos y los favoritos,
a los sádicos que asisten a los entierros.
A los que juegan a hacerse los machitos,
y cuentan chistes con humor de hierro.

Cantamos infatigables a las viudas,
a esas que regalan besos de alquiler,
a las que sueñan soñando y son mudas,
a las que escriben y perfuman el papel.

Maldecimos la vida terminable,
la enfermedad, la caspa, los espejos.
La inmundicia de los días laborables,
los que se quieren quedar y se van lejos.

La insostenible indecisión de las solteras,
que no arriesgan a pasar el rato.
Que rezan en el altar de las hogueras,
a cualquier Dios y a Don Bosco Santo.

Reímos del fisgón, y del zaguán,
de la convalecencia, de los adulterios.
De los que creen que son Don Juan.
De los ascetas, los notarios y los serios.

Destacamos la vida perdurable,
las minifaldas, las tangas, los escotes.
Dar buenas razones a los razonables,
caerse del caballo y seguir al trote.

En resumen, seguimos tan ateos
como cuando dejamos el corazón
colgado en la esquina del deseo,
y decidimos esperar en la estación

El tiempo corre, vuela y ya es tarde
para excusas y sin sabores de caballeros.
Aprovechemos mientras la entrepierna arde,
y bailemos al compás de los boleros.

Gracias a Beethoven por la novena,
por el uno dos ultra violento.
Por las peluqueras, y las Magdalenas,
que nos hicieron pasar buenos momentos.

A las empanadas de todos los domingos.
Comunión impostergable que no se corta.
A las insistencias, reincidencias y ruegos.
A las tardes de fútbol, tabiques y rodillas rotas.

A los mil y un mensajes de texto
que lograron postergar mi matrimonio.
A tener con la almohada buen sexo.
A los redondos, al Diego y al demoño.

Gracias al tangible dios de la cerveza,
que logra cada noche una compañía.
Que amortaja los labios de la certeza,
que da a la boca el sabor que no tenía.

Gracias al galpón y a esta última curda.
Porque otros y ustedes no son lo mismo.
Por patear los penales con la zurda,
y a hacer de la amistad nuestro catecismo.

1 comentario:

  1. No es por adulón nomás, pero, que grande que sos Misil. Basta de recuerdos y volvamos a entonar esas estrofas, para volver a tener "resacas mal curadas"

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