jueves, 27 de mayo de 2010

El caso de General Villegas. Minimizar la responsabilidad.

Hace unos días se dio a conocer un caso en el que tres adultos se habrían filmado manteniendo un acto sexual con una menor de 14 años. El video habría sido subido a internet por uno o varios de los adultos.

El caso ganó trascendencia a través de los medios de comunicación nacionales, que incentivaron el debate polarizando las posturas entre quienes defendían a los adultos que habrían realizado tal conducta y criticaban “la ligereza de cascos” de la niña orgíastica, y quienes estaban en contra.

En su aspecto jurídico, el caso no tiene demasiada trascendencia, o por lo menos desconozco que se haya generado debate alguno. El debate que se generó tiene que ver con la moral. Pero no con cualquier moral. Más que nada tiene que ver con la moral que pretendemos que tengan los niños.

¿Porqué digo esto? Porque muchas personas minimizan la responsabilidad de los adultos y ponen énfasis en lo “rapidita” que parecía la chica, y en lo bien que la habría pasado durante el acto sexual.

Sin embargo resulta evidente que tratándose de una joven de 14 años, su nivel intelectual, emocional y moral se encuentra en plena evolución, no porque lo diga yo, sino porque no ha culminado su proceso de formación para una vida adulta.

¿Nos estamos acostumbrando a creer que los menores piensan, hacen y sienten como cualquier adulto en sus facultades plenas?

No nos olvidemos que se trata de personas ubicadas más cerca de la niñez, que de la vida adulta. ¿Ellos deben pensar y responder como lo hacemos o debemos hacer nosotros?

Pero esta reacción social del mundo adulto frente a los menores no es novedosa. Es la misma reacción que se escucha cuando, frente a los miles de jóvenes en riesgo que ingresan al delito, se clama por bajar la edad de imputabilidad, para que cada vez más temprano se incorporen a las huestes carcelarias, repitiendo así, la misma historia sin solución que desde hace décadas se aplica para los delincuentes adultos.

En definitiva, me parece que debemos advertir que es necesaria la distinción etaria en los distintos campos. Si buscamos que los menores respondan de la misma manera en que lo debemos hacer nosotros, adelantamos la niñez al estadío de la adultez. Y en vez de contención y educación, la sociedad responde con incomprensión, estigmatización y castigo.Y eso, a mi humilde endenter no es bueno.


Por Turco



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