domingo, 3 de octubre de 2010

"Las desventuras del joven Werther"


Una de las primeras sensaciones que se producen al leer “Las desventuras del joven Werther” es la de identificación. El pobre muchacho sufre por amor, y si uno no ha pasado por esa instancia, sin dudas conoce a alguien que sí lo hizo.

El mundo pintaba para rosa, pero en un abrir y cerrar de ojos, todo se puso en contra de nuestro personaje.

En el prólogo del libro se advierte que para disfrutarlo y entenderlo hacía falta estar enamorado. No estoy de acuerdo. Lo importante no es haber estado enamorado sino haber tenido cierto tipo de sentimientos que sobrepasaran la realidad de nuestras existencias, hasta el punto de tapar la razón con la imaginación.

Lo de Werther es una lección y una escupida a la sociedad de su época. Goethe a través de su personaje nos pinta un mundo que ya en el siglo XVIII era criticable. Critica principalmente a esa idiosincrasia de malgastar el tiempo en trabajar para vivir, mientras que se teme a la libertad.

Libertad que el joven Werther dio a sus sentimientos hacia Carlota, los cuales no fueron correspondidos por esta. La lógica y los pasos a seguir fueron obstruidos por una pasión sin frenos y por un corazón prisionero de la fantasía.

De esta manera y confundido por una realidad que se enfrentaba a sus espíritu, el joven se decide por no prolongar “ni un instante más la infeliz agonía de su existir”.

La mortificación y la victimización se vuelven el alimento cotidiano de Werther, haciendo del personaje de Goethe un verdadero héroe romántico. El cual pretende romper con las imposiciones que le determina una sociedad hipócrita y tirana en cuanto a sus valores y costumbres. Es a través de este enfrentamiento individual y solitario frente a la sociedad que aparecerá la idea de suicidio, como única forma de rebelarse frente a lo establecido.

Así el héroe de Goethe logra finalmente elegir su propio destino y eludir los convencionalismos sociales.

El amor, en este caso es una excusa (válida) para cumplir el propósito de hacer algo extraordinario como morir por amor.


Por Misil Soviético.

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