viernes, 16 de octubre de 2009

SE TE CAYÓ LA CARETA.

Ya en el ’18 Brumario de Luis Bonaparte’, Karl Marx sintetizó la creciente centralización estatal como una forma derivada de la enajenación a la cual se somete a la masa del pueblo. Una vez instaurada la propiedad privada de los medios de producción, el no-poseedor se ve obligado, para no morir de hambre, a vender su capacidad de trabajo al mejor postor, el cual la explota, haciendo perder al obrero su propia naturaleza como ser genérico y transformador. La suma de las fuerzas productivas, la competencia y el poder social encubrieron los verdaderos intereses del pueblo en un manto idealista de luchas de frases.
En los últimos días la realidad política y social argentino fue causa de un sinnúmero de factores en los cuales se explayo de manera concreta cuales son los verdaderos intereses con que se maneja el gobierno.
Después del conflicto con el campo, en el cual parecía retornar a la argentina, luego de una década, la bipolaridad entre lo nacional y lo anti-patria, el gobierno K siguió implementando su unidireccionalidad progre con un único fin: Salvar las papas a los patrimonios de la dirigencia y los amigos del poder.
Haciendo creer a la ponderada clase media una lucha de intereses contrapuestos, el accionar K guío sus prácticas para enfrentar una crisis capitalista depositándola en los hombros de la clase obrera. Este hecho se vuelve manifiesto con la gloriosa lucha de los obreros de terrabusi, donde más de un centenar de familias quedaron en la calle por la prepotencia de la patronal yanqui con, por supuesto, el ‘imparcial’ arbitrio de nuestro gobierno ‘nacional y popular’. Mientras Cristina y su cofradía viajaban a las potencias capitalistas para seguir atando las riendas económicas al FMI, acá, la burocracia sindical arreglaba con la embajada norteamericana las variantes para solucionar este alboroto ocasionado por ‘ultraizquierdistas’. Todos fuimos testigos de las represiones hacia los trabajadores y la militarización de la planta. Como escusa por la crisis desatada por la gripe A y lejos de presentar balances negativos, la patronal se desligo de una comisión interna combativa. Pronto varias agrupaciones de izquierda, estudiantes y trabajadores se movilizaron haciendo recordar las mejores épocas de la potencialidad contestataria de los sesentas.
Pero al parecer esto no tuvo importancia, o si la tuvo, solamente con un carácter instrumental. Es aquí donde resalta el papel de los medios y sus complicidades. La gran mayoría de las cadenas audio-visuales enfatizaron su programación hacia la ley de medios ya aprobadas, simbolizando la importancia de las grandes sumas que se perderán. En esta supuesta lucha contra los monopolios mediáticos, el gobierno emprendió una campaña que sintetiza la labor parlamentaria de la democracia burguesa.
Cuando el sentimentalismo de TN habla ahora sobre el monopolio del gobierno, mucho no se equivoca: pasamos de un negocio de la dictadura a una utilización estatal, pero Ojo, no es aquel famoso estado con el cual los viejos populistas dejan escapar lagrima, no, este ya hace tiempo que se le cayo su careta progresista, estamos hablando de un gobierno que reprime trabajadores, que sustenta la criminalización de la protesta, que enferma al pueblo acerca de una lucha ideológica, cuando en realidad es una lucha por la parte de la torta. Es ese mismo que osa de tildar a un sector de la política como ‘de derecha’ cunado dirigentes con tatuajes en el cuello de esa misma fracción años atrás entablaban negocios crediticios a un tal grupo Calafate (ah, El Calafate queda en Santa Cruz, vio?).
Es tal el grado de enajenación de la sociedad en la cual interactuamos que solo un camino nos hará despertar de una buena vez.

Por Bernav Larvashenkov

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