PELÍCULAS PARA OCTUBRE.

Las películas de este octubre se van a la mierda. Nada de cine oriental ni europeo del lado del este. Me dijeron: Misil, infectános un poco la viste con algo distinto. Y como yo venía tan embalado con el tema de “Bastardos sin gloria” me dije y por qué no?

Dejamos por un rato los análisis, la filosofía y las bellas artes, para sumergirnos en dos film que van acorde con la ingesta saturación de pizza y cerveza. Son para ver una detrás de la otra, con amigos y un jonca del néctar de los pobres en la heladera. Así hasta que se haga de día y los vampiros ya no acechen.

La primera es “Death Proof.” Un asesino al volante que dá gusto verlo comer con las manos, para luego sentarse en su monstruoso auto y salir a cometer sus fechorías. Todo bien condimentado con las más sexis de las “chicas Tarantino” (que vienen a ser algo así como las “chicas Almodóvar” pero más buenas) Esta peli es un buen reflejo del amor que tiene Quentín por el cine clase B de los 80´s. Esta vuelta sin chinos ni espadas samuráis. Pura ruta, comida chatarra y mucha mucha violencia… Como no era de eperarse de otra manera la música sigue dando ese toque de distinción que alinea los ingredientes, como la vinagreta a la ensalada.

Por otro lado, y siguiendo con la misma idea de sábado a la noche, encontramos para recomendar “From Disk Hill Dawn” más conocida aca como “Del crepúsculo al amanecer” dirigida por Robert Rodríguez y escrita por este último y Quentín.

Dos delirantes roba bancos (Tarantino y George Clooney) se afanan un motor-home con familia y todo para cruzar a Mexico y escapar de la ley. Se esconden en un cabaret, donde lo esperarán las criaturas de la noche sedientas de sangre.

El humor el cinismo y el destriperío abundan desde el momento 0:16:35 de película hasta el final. Los personajes logran crear una relación bizarra entre el Drácula de Stoker y las películas de spaghetti western.

Al igual que Death Proof la música en este caso es algo fundamental para entender que lo que estamos viendo es sólo un capricho de dos amigos que en una noche de tequila y nachos también dijeron… “y por qué no…”