lunes, 4 de abril de 2011

LA CHICA QUE SOÑABA CON UNA CERILLA Y UN BIDÓN DE GASOLINA. de Stieg Larsson.


Se fue el segundo, y en cierto sentido mejor aún que el primero.

Estamos hablando de la segunda parte de la trilogía “Millennum” de Stieg Larsson. “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” es más extenso que “Los hombres que no amaban a las mujeres”, pero bien vale la pena el esfuerzo de sostenerlo en cada viaje, en cada almuerzo y durante cada noche.

Los detalles de los que se sirve Larsson para meternos en la historia son impecables, como en el libro anterior. En este caso, nuestro periodista y su excéntrica “amiga”, estarán detrás de una banda que comercializa con mujeres. En el medio… todo lo esperado: violencia (casi extrema) sexo, misterio, persecución, secretos y crímenes próximos a resolver. Todo en cuotas que dejan por detrás a las dosis homeopáticas de cualquier policial, para darnos un abuso de páginas y páginas, con todos estos condimentos.

Con el primer libro uno logra enamorarse de Lisbeth, lo que provoca que vayamos corriendo en busca de esta segunda parte. Esa euforia y ese enamoramiento, tal vez se desvanezcan un poco al remontar la página 100 de esta nueva aventura. Pero es sólo un desvanecimiento momentáneo, que retorna con mucha más fuerza al promediar los tres cuartos de la novela. Al terminar uno siente la necesidad de continuar con la tercera y última parte de la saga, pero también necesita un respiro y un recreo de las letras del amigo Stieg… por el momento contendré la euforia y cambiaré de autor, para retomar “Millennum” con mucha más fuerza dentro de un tiempo prudencial.

Por Misil Soviético

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