lunes, 21 de junio de 2010

Se fue Saramago.


En fin, se fue Saramago. Una de las visiones más críticas de un mundo que nada espera por mejorar.

La suerte la corrí cuando hace algún tiempo, un amigo me recomendó uno de sus libros. Es decir, me recomendó cualquiera de sus libros. Y así comencé con el “Evangelio según Jesucristo”. En una letra pequeña y en un formato en donde no existía el punto y aparte, devoré y me empaché de su escritura para continuar un camino que no se detendría hasta hoy. Y así entendí esa manía de no usar el punto y aparte. Porque en sus libros cada palabra, cada frase y cada historia se relaciona directamente con la otra. No hay un punto donde la metáfora y la circunstancia se separen de la cabeza de su autor y todo estaba ahí, en la cabeza de Saramago: el escepticismo, la nostalgia, la existencia, el pensamiento “otro”, el amor, el conformismo y la liberación; porque a pesar que siempre se ronda en que el ser humano va directo a final trágico, en sus personajes se podía encontrar esa cuota de liberación, la cual se configuraba en uno pero que representaba a todos. Porque si de algo tenemos que estar seguros es que José Saramago hablaba para todos y que todas las esperanzas de redención no estaban puestas en una persona como héroe mítico, sino en un conjunto, en un colectivo solidario que echaría por tierra el mercantilismo, el capitalismo, el individualismo, la arrogancia y la soberbia del hombre de hoy.

En fin, se fue Saramago. El hombre que no creía en que el ser humano pudiese cambiar, pero que sin embargo sus personajes dejaban esa posibilidad abierta.

La suerte de la creación de este blog, estuvo directamente ligado a Saramago, ya que hace un tiempo leí que él había dejado de escribir en el suyo y así fue como me decidí en crear al Misil Soviético.

En fin se fue Saramago, un gran escritor (que tuve la suerte de ver aplaudir a Sabato, sin que se le cayeran los anillos) y una de las mente más lúcidas de los últimos tiempos.


Por Misil Sovietico

No hay comentarios:

Publicar un comentario