sábado, 8 de agosto de 2009
De quién es la culpa...?
Por formación, o deformación profesional, me encontré en más de una oportunidad intentando quijotescamente explicar a gentes sin formación, o nuevamente deformación social y política, que es eso del socialismo -o en su versión más discursivamente alienante: comunismo-; sobre sus alcances, sus propuestas de reformas, su andamiaje en lo proletario y su fuerte anclaje ideológico. Tarea no sencilla resultó explicar también, cuáles de esas experiencias tuvieron su fugaz apogeo en países en donde se consideraba, desde la teoría, no estaban preparados para un asalto revolucionario dado que las condiciones objetivas no estaban dadas debido a sus atrasos varios. Cuanto más difícil sería esta tarea, si intentáramos explicárselo a una niña de nueve años y a su hermano menor, y si además, estos púberes en su forzado aprendizaje, tuvieran que cambiar drásticamente sus condiciones de vida burguesa y muy acomodada, para sufrir en carne y espíritu propio, una dictadura del proletariado ejercida por sus propios padres.
Julie Gavras, la hija del reconocido cineasta griego Costa Gavras, en ésta su opera prima La faute á Fidel!, en su traducción castiza La culpa es de Fidel, nos interpela de modo conmovedor y contundente ese aprendizaje narrado desde el padecer inocente de sus protagonistas, haciendo de la historia brutal y reciente, un entretenimiento que nos deja indudablemente pensando-no poca cosa entre tanto cine sin contenido filosófico ni social-.
Fidel no se apellida ni debería ser el culpable. Los males que aquejan a este capitalismo ego y etnocéntrico no corresponden al accionar de un líder mesiánico omnipotente y omnipresente. Pero parece ser que, para la niñera cubana anticastrista que acobija a los niños, todo es culpa de ese barbudo tirano y sus barbudos camaradas, llegando, como su contraria mano invisible, a la Francia de los jóvenes 70’ luego de aquel mayo transformador. Y en el mismo sentido, la pequeña Anna, empieza a reconocer la transformación de su lampiño padre en un desprolijo barbado, que tras sus viajes a Chile apoyando la candidatura de Salvador Allende, les trastoca rotundamente la vida social y familiar. No menuda cuestión para la niña es también resistir el embate a no participar de las clases de catecismo en la institución religiosa que ella misma defendió en quedarse. La niña, que ahora come mal, adolece de su hermoso jardín, mal convive trasnochadamente con otros barbados, es desatendida por sus padres y ni siquiera puede leer las aventuras de Mickey Mouse, a quien sus padres tildan de objeto fascista -en clave de ese otro francés que se radicó en Chile, Armand Mattelart y su célebre libro Para leer al Pato Donald- deberá reinventarse psíquicamente para poder seguir viviendo en un sistema que le es ajeno e indolente.
Una inteligente metáfora sobre aquella bipolaridad política que balanceaba planetariamente al mundo por los años 70, y que hoy, ante el avance Mac Luhaniano de la aldea global, se nos hace difícil explicar.
Madame Butterfly
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Si FIDEL no es culpable... ¿Quien es el culpable?
ResponderEliminarZorro viejo, de lado te observo
ResponderEliminarEs muy poco lo que te conozco
Dramaturgo, letrado no tan boludo
A veces siento envidia de tu pluma
De tu prosa y tu soltura
Y para colmo se me añuda
Entre mis dedos una duda
Rizado tienes el pelo…
¿Es natural, o producto de un oficio?
Yo lo digo con mucho recelo
¿un peluquero te hiso el servicio?
Ayer leí lo del diarero….
Que gesto el de tu amigo
Sorprenderte con un libro
Como si se lo hubieras pedido
Tengo miedo a tu venganza
Como la envidia por tu voquible
Soy un artista sin vergüenza
Que te considera temible
Una pluma es tu espada
Que con destreza la esgrimes
Y de sus filos, cuando escribes
Cortan el aire y la mesada
Sin perder tiempo, estoy huyendo
Antes de escuchar tus versos
Transpiro miedo, esperando el resultado
Tirito como un perro mojado
Me acalambro y duro quedo
Esperando que tu rápida espada
Cercene mi lira de una estocada
Reitero, viejo zorro, mi admiración
A lo que compartes con pasión
Es seguro que lo haces con intensión
De aliviar el peso de tu inspiración
Así te veo, viejo zorro, un maestro
Un verdadero cimarrón solitario
Siempre en busca de un rastro
Que te acerque o te aleje de un santuario
ZARATUSTRA, viejo, peludo y cimarrón……
………….carajo………..
Fuerza canejo, al Anónimo y sus versos
ResponderEliminarde quien desconozco casi su fuente,
aunque alguna palabrita me acerca de quien viene,
y por eso quiero agradecerte.
El Zarathustra Cimarrón y Vernáculo.